Tuesday, May 4, 2010

REVOLUCION: Una ciudad llamada tú

Cada militante revolucionario lleva en si el mayor de los aportes necesarios: nuestra propia transformación.

Raúl Bracho | Para Kaos en la Red | 4-5-2010 a las 13:10 | 165 lecturas
www.kaosenlared.net/noticia/una-ciudad-llamada-tu
El carro de la revolución avanza en la medida en que se transforma la conciencia.  La fuerza de resistencia al cambio de la sociedad se repite en nuestras conciencias, se tratan de perpetuar las viejas formas de ser que nos fueron inculcadas por la sociedad en que nacimos. El cambio de piel hacia el la mujer y el hombre nuevo es un duro proceso de mutación que solo se consustancia con la entrega a la lucha social, con la participación, con la autoobservación y la crítica hacia nuestras conductas.
Pensar, sentir y actuar en una misma dirección. Pensar, sentir y actuar en la búsqueda de los nuevos valores, en la incorporación del amor al prójimo, de la solidaridad, de la conciencia social comprometida con los cambios que reclama nuestra especie, es la vía indispensable para que nuestro convivir sea cónsono con las fuerzas transformación que estamos realizando. Aquellas enseñanzas del Che Guevara sobre lo imperioso de crear la mujer y el hombre nuevo como paso indispensable para que sea irreversible la revolución hay que asumirla desde el compromiso interior de enseñar con el ejemplo, de exigirnos a diario nuevas conductas que demuestren a todas y a todos que esa mujer u hombre nuevo nace del fondo de nuestro pecho.
De igual manera que se hace difícil la tarea de cambiar la sociedad, es difícil el cambio interior. De nada sirve un revolucionario que habla contra la corrupción si lleva ese germen latente en su interior, de nada sirve un revolucionario cuya entrega esta signada por las ambiciones personales antes que por  su entrega a la marcha conjunta que todos realizamos. Entonces es preciso repetir hasta el cansancio las enseñanzas del Che.
Sería absurdo adentrarnos en las proposiciones expuestas por Ernesto Guevara sin antes pasearnos por los criterios fundamentalmente marxistas (sin obviar los leninistas) que influyeron radicalmente en la formación de su pensamiento, de hecho, que constituyen su punto de partida; de allí que el Che sea considerado tanto por sus conocedores como por él mismo marxista. Sus escritos así lo confirman.
Pero ante esta característica existe un detalle fundamental y es lo que va a darle, a nuestro entender, un toque particular a toda esta visión guevarista, que viene siendo el hecho de que el descubrimiento del marxismo no fue para el Che una simple y llana operación intelectual y bibliográfica, sino también el resultado de una experiencia vivida, a saber, la de la miseria y la opresión de las masas latinoamericanas que conoció a lo largo de sus viajes a través de los campos del continente. De allí que se derive una de las cualidades esenciales de su versión marxista: el carácter antidogmático. Es decir, concebía este aporte teórico como algo que podía y debía desarrollarse en función de la transformación de la realidad per se aclarando que “…si nuevos hechos determinan nuevos conceptos, no se quitará nunca su parte de verdad a aquellos otros que hayan pasado.”
Superando desde nuestra perspectiva el carácter económico (aunque no lo deje a un lado, realizando estudios y propuestas en dicho ámbito) para trascender al plano social y auscultar en él; todo esto movido por el hecho de considerar al hombre como eje central o factor esencial de la revolución. Por ello, el humanismo del Che es, ante todo, un humanismo revolucionario, ya que no se conforma con el sólo hecho de interpretar la naturaleza sino en transformarla.
Cada militante revolucionario lleva en si el mayor de los aportes necesarios: nuestra propia transformación. Ser consecuentes con lo que decimos, desarmar los paradigmas que se nos inculcaron y permitirnos ese gran compromiso con la nueva visión basado en la experiencia cotidiana transformadora, hará brotar la mujer o el hombre nuevo que llevamos dentro, cada vez dejará de ser un nuevo yo que se manifiesta esporádico y será el protagonista estelar de nuestro diario vivir. Esto iluminará todo a nuestro alrededor. Esto nos hará temibles ante el enemigo, que no dejará de atacarnos aterrado, pero nos hará invencibles, pues se habrá resuelto la contradicción que nos atrapa, dejaremos de ser los hombres viejos que invocan al hombre nuevo, la lenta y babosa oruga que se arrugaba sobre si misma habrá roto su piel y abriendo y cerrando sus alas, volara por el cielo en el enjambre de miles de mariposas que anuncian la nueva alborada,  seremos la mujer y el hombre nuevo.

¡Venceremos!

raulhbracho@hotmail.com.

Monday, May 3, 2010

EL SALVADOR: Cúpula del FMLN: Ya no defiendan a Funes!


Carta al Blog el Trompudo de El Salvador

Compas Trompudos:

Les escribo este correo, pero todavía con el corazón henchido de orgullo por este pueblo que no se doblega, muy a pesar de todos los engaños y mentiras de las que hemos sido victimas, por unos y por otros.

Ayer participé en la marcha del Día Internacional de los Trabajadores, y no "del trabajo". Fui a marchar, a pesar de que no soy "trabajador" en el sentido estricto de la palabra. Soy lo que se llama un "trabajador informal", muy a pesar de mis estudios realizados y terminados en la Universidad de El Salvador. Estoy sin ninguna protección laboral ni salario, pero felizmente sin patrón que me explote.

Ayer, y a pesar de la lluvia, marchamos los proletarios, los obreros, los campesinos, trabajadores formales e informales, pero trabajadores todos, acompañados por amas de casa y estudiantes. Esta fiesta nuestra estuvo opacada por la congoja, la frustración y el hastío de vivir en un país que no es nuestro, donde nuestros derechos humanos, sociales y laborales más básicos son pisoteados. A pesar de que se dice que este es un gobierno de "Cambio" y de "izquierda", la verdad es que el proyecto derechista de hambre, desempleo, exilio forzado y muerte sigue campante; esto se llama continuismo, señores.

Algunos dirigentes efemelenistas marcharon con nosotros, no sé si más por obligación política que por conciencia revolucionaria y de clase. Tuve la oportunidad de escuchar al compañero Orestes, y dijo que "éste presidente está verdaderamente comprometido con el cambio". La verdad, compañeros, es que sentí una gran decepción y una gran vergüenza. Cómo es posible que uno de los dirigentes del Frente diga eso? Yo sólo lo puedo definirlo como un acto vergonzante e indignante. Acaso no sabe este señor que el pueblo está claro de que este gobierno es una VERDADERA ESTAFA? Acaso pretenden seguir viéndonos la cara de estúpidos? Esa es una falta de respeto, compañero Orestes!

El compañero Sánchez Cerén tambien tomó la palabra y dijo que "existen diferencias entre el Frente y el presidente Mauricio Funes. Según el companero Salvador, "esas diferencias son necesarias para construir el camino y no representan obstáculos en el proceso de cambio ni para la gobernabilidad de Funes".

Yo quiero preguntarle al compañero Sánchez Cerén, que cómo es que considera él que esas diferencias sean "necesarias"? Cómo es que Funes, jalando del lado de la derecha recalcitrante y neoliberal, imponiendonos un gobierno con un plan económico neoliberal, echándole zancadillas al Frente en la Asamblea, humillando a la dirigencia, negándole poder participativo en las decisiones económicas, las cuales, al fin y al cabo, definen a un gobierno, cómo puede colaborar, repito, para construir el camino hacia el cambio?

Y cómo es que todo eso no puede representar un obstáculo para el cambio, compañero Sánchez Cerén?

Perdóneme, compañero, pero eso es pura demagogia de politiqueros baratos y arrastrados. Si supiera la pena profunda que sentimos al haber escuchado esa palabras suyas. Yo mejor no hubiera querido estar ahí; pero esa pena, ese dolor se disipó rápidamente al ver que este pueblo estaba reunido ahí porque verdaderamente hay una conciencia de que las cosas no funcionan bien, porque sabemos quienes son nuestros enemigos y quienes son los que les sirven.

Yo no voy a repetir aquí lo que la gente murmuraba. Creo que la gente no le gritó sus verdades, compañero Salvador, nada más por respeto. Yo palpé mucha indignación.

Dónde están esos dirigentes históricos que se forjaron al calor de duras batallas? Que acompanaron a su pueblo en "guindas" para huir de nefastos operativos militares, en esos horrendos y tristes días de represión y muerte? Adónde quedó el respeto hacia las víctimas del conflicto, el respeto hacia las viudas y huerfanos.? Dónde está el respeto a nuestros muertos? El respeto a los tres millones de salvadorenos que partieron de esta tierra de dolor? Dónde, compa Salvador Sánchez Cerén, dónde está la diginidad, la ética revolucionaria y los ideales fundadores de la lucha revolucionaria?

Y yo no sólo quiero poner el dedo en la llaga de esas indignantes palabras de Orestes y Salvador, así como del resto de dirigentes, sino poner el dedo en la purulenta llaga de su accionar político vergonzoso que, al igual que los malditos derechistas, se forja a fuerza de encerronas, conspiraciones y componendas políticas. Les podría poner decenas de ejemplos, pero sólo me limitaré a mencionar la encerrona a la hora de elejir a la gente de la Corte Suprema de Justicia; las componendas con el malacate Ciro Cruz Zepeda; y las "puertas abiertas del Frente para negociar con GANA", según lo expresado por Sigfrido Reyes.

El RNPN debía quedar bajo la tutela del Frente, pero en un chanchullo político encabezado por el maldito Judas Funes, el FMLN fue marginado, relegado, callado y humillado. La cúpula efemelenista, burlada en la Asamblea, acudió a las bases para que fueramos a protestar al Palo de hule. Allí, Merino y los demás dirigentes perdieron la voz, gritando que el FMLN "había sido víctima de chanchullos políticos en la Asamblea". Ahí sí que se recordaron de las bases y acuediron a ellas, pero en ÚLTIMA instancia.

Acaso acuden a las bases a la hora de las encerronas, queridos dirigentes? Acuden a ellas a la hora de las grandes decisiones que afectarán a todos los salvadorenos?

Ustedes, cúpula dirigente y bancada legislativa del Frente, han sido víctimas de sus propios vicios y errores, ya que han pactado con el diablo y este castiga y castigará al que le haya servido y al que haya pactado con ellos. Ustedes han participado en chanchullos políticos e intrigas con ellos y ahora gritan que son sólo unas víctimas burladas?

Si siguen así, con esa demagogia, con esa actitud de politiqueros baratos que eluden la verdad y la rendición de cuentas con su pueblo, con esa forma de ignorar a sus bases, con esos chanchullos y encerronas, con esas conspiraciones...les advierto: Llegará el día en que se quedarán solos. Solos en la Asamblea y solos en la calle. Las bases del FMLN no somos masas subyugadas que diremos sí a todo. No somos ciegos ni tontos, companeros dirigentes.

Por respeto a este sufrido pueblo, les ruego y les ordeno : Ya no defiendan más a este Judas. O acaso ustedes forman parte tambien del plan de aniquilamiento del pueblo?

Juan Carlos Baires López

San Salvador.

Saturday, May 1, 2010

Politica: CUBA:El Pueblo Unido Jamás será Vencido! Vivan los Trabajadores y Trabajadoras del Mundo

CUBA:El Pueblo Unido Jamás será Vencido! Vivan los Trabajadores y Trabajadoras del Mundo

Las fotos del desfile del Primero de Mayo en Cuba

1 Mayo 2010 Haga un comentario
Imágenes de la marcha del Primero de Mayo en Cuba, encabezada por el Presidente cubano Raúl Castro.  El desfile central por el Día de los Trabajadores tuvo lugar en la Plaza de la Revolución José Martí de la capital cubana y, simultáneamente, se marchó en las cabeceras provinciales y municipales. Junto a los cubanos estará la solidaridad llegada desde todos los continentes, por medio de más de mil 300 dirigentes sindicales de 56 países y de representantes de 18 brigadas y grupos solidarios, presentes en la Plaza de la Revolución.
El General de Ejército Raúl Castro Ruz (D), Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, junto a otros dirigentes, encabeza el desfile central por el Primero de Mayo, en la Plaza de la Revolución "José Martí", de esta capital, el 1 de mayo de 2010. AIN Foto: Marcelino VAZQUEZ HERNANDEZ
El General de Ejército Raúl Castro Ruz (D), Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, junto a otros dirigentes, encabeza el desfile central por el Primero de Mayo, en la Plaza de la Revolución "José Martí", de esta capital, el 1 de mayo de 2010. AIN Foto: Marcelino VAZQUEZ HERNANDEZ
Desfile central por el Primero de Mayo, en la Plaza de la Revolución "José Martí", de esta capital, el 1 de mayo de 2010. AIN Foto: Marcelino VAZQUEZ HERNANDEZ
Desfile central por el Primero de Mayo, en la Plaza de la Revolución "José Martí", de esta capital, el 1 de mayo de 2010. AIN Foto: Marcelino VAZQUEZ HERNANDEZ
Desfile central por el Primero de Mayo, en la Plaza de la Revolución "José Martí", de esta capital, el 1 de mayo de 2010. AIN Foto: Marcelino VAZQUEZ HERNANDEZ
Desfile central por el Primero de Mayo, en la Plaza de la Revolución "José Martí", de esta capital, el 1 de mayo de 2010. AIN Foto: Marcelino VAZQUEZ HERNANDEZ
Desfile central por el Primero de Mayo, en la Plaza de la Revolución "José Martí", de esta capital, el 1 de mayo de 2010. AIN Foto: Marcelino VAZQUEZ HERNANDE
Desfile central por el Primero de Mayo, en la Plaza de la Revolución "José Martí", de esta capital, el 1 de mayo de 2010. AIN Foto: Marcelino VAZQUEZ HERNANDE
Desfile por el Día Internacional de los Trabajadores, en la Plaza de la Revolución de La Habana, el primero de mayo de 2010. AIN Foto: Roberto MOREJON RODRIGUEZ
Desfile por el Día Internacional de los Trabajadores, en la Plaza de la Revolución de La Habana, el primero de mayo de 2010. AIN Foto: Roberto MOREJON RODRIGUEZ
El pueblo de La Habana se dirige hacia la Plaza de la Revolución para desfilar con motivos al Día Internacional de los Trabajadores, en la Habana, Cuba, el primero de Mayo de 2010. AIN Foto: Abel ERNESTO
El pueblo de La Habana se dirige hacia la Plaza de la Revolución para desfilar con motivos al Día Internacional de los Trabajadores, en la Habana, Cuba, el primero de Mayo de 2010. AIN Foto: Abel ERNESTO
Residentes del Barrio Chino de La Habana se dirigen hacia la Plaza de la Revolución para desfilar con motivos al Día Internacional de los Trabajadores, en la Habana, Cuba, el primero de Mayo de 2010. AIN Foto: Abel ERNESTO
Residentes del Barrio Chino de La Habana se dirigen hacia la Plaza de la Revolución para desfilar con motivos al Día Internacional de los Trabajadores, en la Habana, Cuba, el primero de Mayo de 2010. AIN Foto: Abel ERNESTO

Wednesday, April 21, 2010

BOLIVIA: Ahora es más importante defender los derechos de la madre Tierra: Evo Morales


"Ahora es más importante defender los derechos de la madre Tierra que defender los derechos humanos, (porque) defendiendo los derechos de la madre Tierra, defendemos los derechos humanos", destacó el mandatario.

Evo Morales en la Conferencia Mundial de los Pueblos contra el Cambio Climático. Reuters

Cochabamba, Bolivia. El presidente de Bolivia, Evo Morales, afirmó este miércoles que la defensa de los derechos de la Tierra es "más importante" que la protección de los derechos humanos, en una rueda de prensa en el marco de una conferencia de movimientos sociales sobre cambio climático.

"Ahora es más importante defender los derechos de la madre Tierra que defender los derechos humanos, (porque) defendiendo los derechos de la madre Tierra, defendemos los derechos humanos", reflexionó el mandatario.

De acuerdo al razonamiento de Morales el mundo puede vivir sin humanos, pero los humanos no podrán vivir si se aniquila a la Tierra.

El gobernante impulsa la primera Conferencia Mundial de los Pueblos contra el Cambio Climático en Bolivia con el objetivo de elaborar una propuesta desde la sociedad civil para la próxima cumbre de las Naciones Unidas que se realizará a fin de año en México.

Más de 20 mil personas, entre indígenas y activistas contra la globalización se reúnen entre el martes y jueves para discutir cómo frenar el calentamiento global, del que responsabilizan a las naciones industrializadas.

Morales señaló en días previos que las conclusiones serán llevadas a la cita mexicana y que si las naciones las rechazan, entonces las potencias industrializadas deberán ser denunciadas ante el Tribunal Internacional de Justicia de la Haya.

A la reunión llegarán el jueves los presidentes Hugo Chávez (Venezuela), Rafael Correa (Ecuador), Fernando Lugo (Paraguay) y Daniel Ortega (Nicaragua), ratificó este miércoles el vocero gubernamental Iván Canelas.

Sunday, April 18, 2010

EL SALVADOR; El reformismo político es amnesia social. Estamos frente a un gobierno que es una verdadera estafa!

El reformismo político es amnesia social. Estamos frente a un gobierno que es una verdadera estafa!

Nos quieren llevar a la amnesia porque promueven que olvidemos los oprobios del pasado, como las violaciones de los derechos humanos. Promueven que olvidemos que hay un modelo de capitalismo neoliberal que impera. Quieren que olvidemos que cada día tenemos necesidades inmediatas, económicas, políticas, sociales y culturales, y que sólo luchando pueden resolverse. Quieren que olvidemos que es posible luchar por emancipaciones contra la opresión, represión y otras formas de dominación y autoritarismo, discriminación, racismo y exclusión.


La intención del reformismo es también de largo alcance:

1 Pretenden que olvidemos que el capitalismo es el mal de todos los días, de todos los problemas inmediatos, y que es un sistema injusto que se basa en la explotación del hombre por el hombre. Los apologistas del capitalismo quieren que olvidemos que sólo la erradicación de ese sistema termina con la explotación y permite completar las emancipaciones.

2 Pretenden que olvidemos que el imperialismo es la forma superior del capitalismo que es el enemigo de la humanidad, de la soberanía, la paz y el progreso de los pueblos. El capitalismo es un sistema en desarrollo constante que moderniza las formas de explotación intensiva y extensiva. Es decir, que el capitalismo es internacional, es global, no respeta soberanías. ¿Cuál es la alternativa de los pueblos para defender su autodeterminación, soberanía y existencia? Resistir y vencer al imperialismo, usando todas las formas y medios de lucha. Los pueblos no provocan, no buscan, no desafían al imperialismo; es éste el que provoca, ofende, amenaza, humilla, invade y ocupa a los pueblos.

3 Pretenden que olvidemos que el estado burgués es el instrumento principal de dominación del capitalismo y que su transformación en estado socialista pasa por los cambios de las estructuras sociales y económicas del sistema capitalista.

4 Pretenden que olvidemos que el sistema capitalista incluye estructuras económicas, políticas, sociales, ideológicas y culturales, sin cuya transformación profunda no hay solución de los problemas fundamentales de un país.

Eso y más quiere el reformismo político, que olvidemos, pero “el olvido está lleno de memoria”, como dice Benedetti.

La memoria

La transformación del estado burgués a estado socialista implica la transformación del sistema capitalista; pero, al mismo tiempo, la transformación del sistema necesita la transformación del estado. El gobierno no es el poder, ni todo el estado; pero su voluntad política puede contribuir a crear las condiciones favorables o desfavorables al sistema y/o al estado.

Los cambios revolucionarios del sistema no ocurren por generación espontánea, de la noche a la mañana, quemando etapas por deseo, sino como parte de un proceso. Un gobierno que es reaccionario no puede de repente convertirse en progresista; de la misma manera, un gobierno progresista no puede convertirse, por decreto, en revolucionario. El punto es que un gobierno progresista no es suficiente para las necesidades inmediatas y fundamentales de las grandes mayorías.

Un gobierno revolucionario implica un partido revolucionario, una estrategia y una táctica revolucionarias, un programa revolucionario y una formación integral revolucionaria.

Un gobierno progresista y honesto podría impulsar cambios democráticos y populares que, con rumbo cierto, pueden ser condiciones favorables para impulsar cambios más profundos de carácter socialista. Son dos partes de un todo. La primera, de liberación social hacia o para el socialismo; y la segunda, de liberación socialista. La primera es la condición de la segunda; pero la segunda es el rumbo, el norte y la razón revolucionaria profunda de la primera.

La amnesia colectiva

Cuando a fines de los 80s y principios de los 90s el socialismo se desplomó –por causas propias y por ajenas intervenciones, de generales conocidas-, las fuerzas revolucionarias cayeron en posiciones de reversa y defensivas. A la inversa, el capitalismo arrogante y prepotente, sus ideólogos y sus plumíferos difundieron la idea de que después del capitalismo neoliberal no había más, no había historia, e insuflaron el mundo de los intelectuales con el pesimismo posmodernista que negaba el pasado, dudaba del presente y ofrecía incertidumbre en el futuro.

La defensiva y retraimiento de las fuerzas revolucionarias, por un lado, y la ofensiva ideológica, económica y política del capitalismo, por el otro, conforman lo que en el lenguaje clásico marxista se llama “reflujo”. Es el contexto de condiciones favorables para la imposición brutal del modelo capitalista neoliberal y de la ofensiva imperialista salvaje a nivel global. Con el capitalismo neoliberal, las corporaciones arrasan los recursos y patrimonios del Tercer Mundo. e imponen medidas de “saneamiento fiscal” que dejan sin trabajo a millones de empleados; quitan las restricciones a los precios de los servicios telefónico, eléctrico, de agua, etc. con lo que el costo de la vida se eleva aún más; prohíben la sindicalización y organización de los trabajadores; abren las puertas a Walmart y otros gigantes; arruinan la agricultura y a los pequeños y medianos propietarios.

El impacto económico y social de las medidas neoliberales, expandió y agudizó la miseria, proletarizó y empobreció a las capas medias. El impacto ecológico es catastrofico. Además, el neoliberalismo abusó y asaltó salvajemente la soberanía de los países, incluido en los acuerdos de libre mercado, multi o bilateral. Por supuesto, los burgueses de cada país, que se asociaron con las voraces corporaciones, se regocijan porque se benefician de tales tratados, y la “clase política”, lisonjera y servil, se corrompe con las comisiones.

La catástrofe social del neoliberalismo ha sido suficientemente documentada. Resultó ser una estafa el argumento central de que la neoliberalización traería la recuperación económica. Esta mentira sólo fue y es creída por los economistas del modelo neoliberal y por los políticos reformistas y entreguistas. La otra estafa es el viejo argumento de que el estado es un mal administrador; argumento que, desafortunadamente, encuentra ejemplos de deficiencia y corrupción en muchas partes. Con ese pretexto despojaron a los países de los recursos estratégicos como las comunicaciones, la energía eléctrica, gas y petróleo, agua potable y fluvial, bosques, minerales. Sin embargo, el estado como tal fue instrumental para la implantación de ese modelo y el despojo. Los gobiernos entreguistas y lacayos que administraron y todavía administran los estados burgueses, jugaron y juegan todavía su vergonzoso papel de mercaderes e intermediaros de la entrega del patrimonio y de los bienes.

El modelo neoliberal continúa imperando en el mundo. Además, es fundamental recordar que pese a la grave crisis del capitalismo, éste continúa vivo ¡Tiene muchos años de experiencia para adaptarse, modernizarse y salir de las crisis cíclicas! Y en los lugares donde se acabó como sistema, sucedió que fue erradicado con acciones políticas, económicas, militares, sociales, ideológicas y culturales de los pueblos.

La ofensiva imperialista

La globalización neoliberal y la amenaza, intervención y ocupación de fuerzas imperialistas, encabezadas por los Estados Unidos en los 90s y la primera década del siglo XXI, tienen sus antecedentes ideológicos, económicos y políticos en la década de los 80s. Por ejemplo, las intervenciones en Afganistán, la guerra contra Nicaragua, la intervención y ocupación de Grenada en Octubre de 1983, y el financiamiento, entrenamiento y armamentización de los gobiernos tiránicos de Guatemala y El Salvador para detener la insurgencia respectiva.

Es decir que en los 80s, el imperialismo estadounidense se prepara para las ofensivas que desatará en las dos décadas siguientes: la guerra para destruir a Yugoslavia (1993, 1997); intervención y ocupación de Panamá (Dic. 1989); la guerra del Golfo (enero 1990); cerco de Rusia, tanto en Europa como en Asia, comprando la sumisión de lacayos; intervención y ocupación de Afganistán (Octubre del 2001); intervención y ocupación de Irak (marzo 2003). Guerras “preventivas”, con o sin aprobación de las naciones Unidas; despliegue y uso de armas mortíferas; propaganda que inventa armas de destrucción masiva, demoniza a los lideres y gobiernos que no quieren arrodillarse; anuncia las agresiones y detalla con morbosidad las masacres de los pueblos; secuestro, tortura y confinamiento de personas, sin derecho a defensa; continuación del embargo contra Cuba, captura de sus héroes, asedio e intromisión descarada promoviendo traidores.

Las diferencias, los estilos de administración de demócratas y republicanos, tiende a sobrestimarse, distrayendo la atención del carácter imperialista de los Estados Unidos. Por ejemplo, la administración demócrata de Carter dio los primeros pasos de lo que sería la intervención abierta de la administración republicana de Reagan en Afganistán, Grenada, Nicaragua y Centroamérica. El republicano Bush invadió Panamá y desató la guerra del golfo. La administración demócrata de Clinton destruyó Yugoslavia y, con esto, afirmó la presencia y hegemonía de Estados Unidos en el corazón de Europa; cercó Rusia en Europa y Asia, bombardeó Sudan y Afganistán. Y, además, su gran obra: justificó, expandió y consolidó el neoliberalismo global, que tantos males trajo a los pueblos del mundo. De nuevo, la administración republicana de Bush hijo invadió Afganistán e Irak, secuestró ciudadanos de diferentes nacionalidades, los torturó y los confinó, sin defensa jurídica.

Actualmente, la administración Obama con sus politicas, actos y omisiones no es, esencialmente, menos imperialista: anunció el retiro de Irak, pero para trasladar las tropas a Afganistán, escalando la intervención de tropas; bombardeó Pakistán, y asesinó a centenares de pakistaníes con los aviones a control remoto, sin ningún remordimiento; amenaza a Irán. Obama, como los presidentes que le antecedieron, sigue protegiendo a Israel y los crímenes contra Palestina continúan. Con respecto a Cuba, ¿cuál es el cambio fundamental?

Que el poder de Obama sea relativo, que el Pentágono, las trasnacionales y el lobby judío son el verdadero poder, pues, es cierto, pero desde los intereses de los pueblos que ya son victimas o pueden serlo de las amenazas, humillación, intervención y ocupación, cuál es la diferencia esencial? Rechazamos la amnesia abierta que enmascara al imperio para olvidar al enemigo de la humanidad que nos asedia. Quieren que no lo combatamos, por eso las palabras del servil y abyecto Mauricio Funes, cuando expresó que los EEUU no eran los culpables de nuestros problemas.

La amnesia ha querido borrar de la memoria de los pueblos que el neoliberalismo no ha sido tumbado, que el capitalismo, en crisis, sigue intacto; que el imperialismo continúa sus ofensivas.

Son entendibles los gestos diplomáticos de los pueblos hermanos que han hecho la revolución y sus intereses de estado. Esto no debe, sin embargo, afectar la lucha fundamental de los pueblos que sufren su propia realidad, que sueñan con su liberación definitiva, y que impulsan, en consecuencia, acciones liberadoras contra el neoliberalismo, el capitalismo, el imperialismo y toda forma de injusticia.

El presidente Funes es demagogo, servil del imperio, neoliberal consumado y desleal con el partido que lo llevó a la presidencia; le está fallando a los votantes que creyeron en él y en el programa que ofreció.

Sin embargo, es preciso mencionar que la dirigencia del FMLN es tan responsable de esta situación, tanto o más que Funes. La dirigencia del FMLN quería ganar a toda costa (ganar? para qué?). La ausencia de una estrategia revolucionaria de la dirigencia del FMLN se confirma con la presente bancarrota de su estrategia gubernamental y con la crisis silenciada que tiene con sus bases.

Estamos frente a un gobierno que es una estafa. Estamos frente a una cúpula que no es realmente revolucionaria y que es co-responsable de esa estafa. La gente de la cúpula no son inocentes angelitos "engañados" por el pro-imperialista Mauricio Funes. Esa imagen es falsa. Ellos son parte esencial del problema!

El problema es la ausencia de un partido revolucionario, de una estrategia revolucionaria y de una formación integral de valores revolucionarios. El pleito de Mauricio Funes con el FMLN, puede ser preocupante, pero no es el problema esencial.

Es una pérdida de tiempo estar aconsejando a la dirigencia del FMLN para que se porte bien, que aprenda, que se enmiende, que cambie, que escuche a sus bases, que se autocritique y que se enrumbe en el camino olvidado. El problema no es administrativo sino de convicciones; por tanto, los consejos para gobernar bien, son inoficiosos. Además, para que la cúpula del FMLN se reconvierta en revolucionaria, necesitaría de una revolución interna que elimine a los renovadores y a los oportunistas; a los funcionarios que han hecho de sus puestos una forma de ganarse la vida y no una forma de hacer Revolución; a los gangueros y a los conspiradores de encerronas con el enemigo... cosa que no dejaría mucho salvable.

Tomado de Ahora, mes de abril 2010

Monday, April 5, 2010

Raúl Castro denuncia campaña de descrédito en contra de Cuba

 El jefe de Estado aseguró que esta campaña está siendo organizada y financiada por Estados Unidos y Europa para hacer caer el ideal Revolucionario que ha permanecido por 50 años. Añadió que estas naciones han pretendido utilizar casos de personas presas por delitos comunes que han iniciado huelgas de hambre para acusar a este país caribeño de violar los derechos humanos.


TeleSUR
El presidente de Cuba, Raúl Castro, denunció este domingo una descomunal campaña de descrédito desatada contra esta isla caribeña, dirigida, organizada y financiada por Estados Unidos y Europa con la "hipócrita" excusa de unos supuestos casos de violación a los derechos humanos.

Existe "una descomunal campaña de descrédito contra Cuba, organizada, dirigida y financiada desde los centros del poder imperial en Estados Unidos y Europa, enarbolando hipócritamente las banderas de los derechos humanos", aseguró el presidente cubano.

Durante la clausura del IX Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), el General afirmó que no doblegarán sus esfuerzos para mantener sus ideales y continuar con un proceso revolucionario que ha sido capaz de conservarse pese a los ataques de diversas potencias mundiales.

"No cederemos jamás al chantaje de ningún país o conjunto de naciones, por poderosas que sean, pase lo que pase (...) más de medio siglo de combate permanente ha enseñado a nuestro pueblo que la vacilación es sinónimo de derrota", indicó.

Raúl Castro sostuvo además que no cederán tampoco al "chantaje inaceptable" de los disidentes que se declaran en huelga de hambre para solicitar su liberación pese a que son culpados por delitos comunes.

"Se ha manipulado con cinismo y desfachatez la muerte de un sancionado a privación de libertad en 14 causas por delitos comunes, devenido por obra y gracia de la mentira repetida y el afán de recibir apoyo económico desde el exterior, en un 'disidente político', que fue incitado a mantener una huelga de hambre con demandas absurdas", expresó.

Un ejemplo citado por el dignatario es el del preso Orlando Zapata Tamayo, quien falleció tras una huelga de hambre pese a los esfuerzos de los médicos por salvarle la vida.

Cuestión que "también lamentamos en su momento y denunciamos a los únicos beneficiarios de este hecho, los mismos que hoy estimulan a otro individuo a continuar en actitud similar de chantaje inaceptable", señaló el jefe del Estado cubano.

Zapata fue apresado en el año 2003 y condenado a 36 años de cárcel por el delito de prestarse a a acciones desestabilizadoras impulsadas por Estados Unidos en contra del gobierno de La Habana.

Se refirió además a Guillermo Fariñas, un contrarrevolucionario cubano de 48 años de edad, que inició la huelga de hambre el 24 de febrero para reclamar la libertad de 26 presos cubanos.

En este sentido, el mandatario aseguró que "a pesar de tanta calumnia, (Fariñas) no está en prisión, es una persona en libertad que cumplió sanción por delitos comunes, en específico por agredir y lesionar a una mujer, médico y directora de un hospital, a la que además amenazó de muerte, y posteriormente a una persona anciana de casi 70 años, a quien hubo que extirparle el bazo. Al igual que en el caso anterior, se está haciendo lo posible por salvarle la vida, pero si no modifica su actitud autodestructiva, será responsable, junto a sus patrocinadores, del desenlace que tampoco deseamos".

Sostuvo que la "injusta, discriminatoria e injerencista posición común de la Unión Europea, patrocinada en su momento por el gobierno norteamericano y la extrema derecha española, sigue en pie reclamando un cambio de régimen en nuestro país, o lo que es lo mismo, la destrucción de la Revolución".

Finalmente, el presidente cubano aseguró que ante todos los chantajes que puedan recibir no se cederá ni un paso pase lo que pase y si lo que pretenden es acorralarles sabrán defenderse con la verdad y los principios que caracterizan al pueblo cubano.

"No cederemos jamás al chantaje, de ningún país o conjunto de naciones por poderosas que sean, pase lo que pase. Tenemos derecho a defendernos. Si pretenden acorralarnos, sepan que sabremos parapetarnos, en primer lugar en la verdad y los principios. Una vez más seremos firmes, serenos y pacientes, ¡sobran los ejemplos en nuestra historia!", afirmó.

Friday, April 2, 2010

Desde España: Cuba, para la reflexión


Cuba, para la reflexión
Cuba es apenas un “mal menor”. Desde Europa y desde España se presta tanta atención negativa al país con menos problemas del planeta.
Estos son tiempos para la reflexión en economía. Tras algunas décadas de predominio neoliberal patrocinado por la escuela de Chicago, la economía mundial se encuentra frente a una crisis de consecuencias imprevisibles, pero en cualquier caso gravísimas.
 
Lo mínimo que se podría pedir al espíritu científico es cambiar los paradigmas, invertir las evidencias, reaccionar, en suma, ante esta bancarrota intelectual que impidió diagnosticar y prever la catástrofe que se avecinaba. ¿Es eso lo que se está haciendo?
 
Hemos conocido distintas versiones más o menos destructivas del capitalismo, lo mismo que del socialismo. Pero, respecto a la lógica interna que distingue a uno del otro, hay algo que debería hoy interesarnos vivamente. El socialismo puede dejar de crecer, el capitalismo no. El socialismo puede ralentizar la marcha, el capitalismo no.

Pensemos en el ejemplo de Cuba. Al hundirse la URSS, Cuba perdió repentinamente el 85% de su comercio exterior. Su producto interior bruto decreció nada menos que un 33% en términos absolutos. Uno puede hacerse una idea de la catástrofe si se piensa que en Europa nos echamos a temblar ante la perspectiva de perder un punto en el crecimiento previsto. Y a ello se unió un endurecimiento del bloqueo estadounidense. Sin embargo, la gente no murió de hambre en Cuba, no perdió sus zapatos, ni su educación, ni su seguridad social, ni tampoco su dignidad. Lo pasaron muy mal, pero no se enfrentaron al fin del mundo como habría ocurrido con semejantes indicadores en los países capitalistas.

En medio de la actual sacudida, cuando el capitalismo destruye cuerpos en África y puestos de trabajo en España, cuando erosiona sin remedio las condiciones de habitabilidad del hogar humano, cuando para ello tiene al mismo tiempo que recurrir al lubricante de las mafias, al estímulo de los integrismos religiosos, a la restricción de los derechos laborales y al recorte de las libertades, en ese momento, todas las miradas se dirigen, en efecto, hacia Cuba… pero para condenarla y hostigarla. ¿Por qué? ¿Qué pasa allí? ¿El récord de muertos en un solo día? En México. ¿El de sindicalistas y periodistas asesinados? En Colombia. ¿El de pogromos racistas contra inmigrantes? En Italia. ¿Homofobia? En Polonia. ¿Xenofobia institucionalizada y leyes raciales? En Israel. ¿Fanatismo religioso y machismo criminal? En Arabia Saudí. ¿Control de las comunicaciones, suspensión del habeas corpus, tortura, secuestros, asesinatos de civiles? En EEUU. ¿Malos tratos a detenidos, periodistas e intelectuales procesados, periódicos cerrados, corrupción galopante, inmigrantes en centros de internamiento? En España.

Bien, aceptemos que, en este cuadro dantesco, Cuba es apenas un “mal menor”. El que desde Europa y desde España se preste tanta atención negativa al país con menos problemas del planeta –como ha hecho el diputado Luis Yáñez (Público, 9-1-10)– demuestra de sobra, en todo caso, que no es lo malo de Cuba lo que se censura, sino lo que en Cuba se opone a esta lógica dantesca y a sus efectos; es decir, lo que tiene precisamente de bueno.

Los economistas Jacques Bidet y Gérard Duménil recuerdan que lo que salvó al capitalismo en las primeras décadas del siglo pasado fue la organización; es decir, la misma planificación que los liberales identifican horrorizados con el socialismo. Gobiernos e instituciones planificaron sin parar, como siguen planificando ahora, aunque lo hicieron para conservar y aumentar los beneficios y no para conservar la vida y aumentar el bienestar humano. Pero la planificación es ya, como quería Marx, un hecho. Basta sólo cambiarla de signo. En los últimos 60 años, la minoría organizada que gestiona el capitalismo global se ha visto apoyada, a una escala sin precedentes, por toda una serie de instituciones internacionales (el FMI, el Banco Mundial, la OMC, el G-8, el G-20 etc.) que han concebido en libertad, y aplicado contra todos los obstáculos, políticas de liberalización y privatización de la economía mundial. El resultado salta a la vista.

¿Y si planificásemos al revés? ¿Y si prestásemos un poco de atención positiva a Cuba? Esto no lo hemos probado aún, pero lo que intuimos en la actualidad es más bien esperanzador: a partir de una historia semejante de colonialismo y subdesarrollo, el socialismo ha hecho mucho más por Cuba que el capitalismo por Haití o el Congo. ¿Qué pasaría si la ONU decidiese aplicar su carta de DDHH y de Derechos Sociales? ¿Si la FAO la dirigiese un socialista cubano? ¿Si el modelo de intercambio comercial fuera el ALBA y no la OMC? ¿Si el Banco del Sur fuese tan potente como el FMI? ¿Si todas las instituciones internacionales impusiesen a los díscolos capitalistas programas de ajuste estructural orientados a aumentar el gasto público, nacionalizar los recursos básicos y proteger los derechos sociales y laborales? ¿Si seis bancos centrales de Estados poderosos interviniesen masivamente para garantizar las ventajas del socialismo, amenazadas por un huracán?

Podemos decir que la minoría organizada que gestiona el capitalismo no lo permitirá, pero no podemos decir que no funcionaría. Según una reciente encuesta de GlobeSpan, la mayoría que lo padece (hasta un 74%) apuesta ya por otra cosa.
 
En su artículo, el diputado Yáñez decía amar a Cuba. Por eso, le deseaba lo mejor: incorporarse al capitalismo, justo cuando este ha demostrado su fracaso y su incompatibilidad, al mismo tiempo, con el bienestar humano y con la democracia, con la dignidad material y con el derecho. Nosotros no amamos a Cuba: respetamos a sus hombres y mujeres por lo que han hecho y por lo que siguen haciendo. Quizás a Yáñez le tranquilice pensar en Colombia o en Arabia Saudí. A nosotros nos tranquiliza pensar en Cuba, esa isla donde incluso los límites, los problemas, los errores de la revolución señalan inflexiblemente, desde hace 51 años, la posibilidad histórica de una superación del capitalismo y de una alternativa a la barbarie.

Santiago Alba Rico es escritor

Carlos Fernández Liria es profesor de Filosofía (UCM)

Belén Gopegui es escritora

Pascual Serrano es periodista

Ilustración de Mikel Casal

Wednesday, March 31, 2010

CUBA: Que viva la salsa Cubana!

QUE GOZEN UNAS BUENAS VACACIONES DE SEMANA SANTA

Monday, March 29, 2010

VENEZUELA: Misterios de la muerte y resurrección de Jesucristo


La Semana Santa es conmemorada con fervor año tras año, en donde se recuerda la pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret

La Semana Santa cuenta con celebraciones propias que recuerdan la institución de la eucaristía en el jueves Santo, la crucifixión de Jesús y su muerte el viernes Santo y su resurrección en la vigilia Pascual en la noche del sábado Santo al domingo de resurrección.

Durante la Semana Santa tienen lugar numerosas muestras de religiosidad popular a lo largo de todo el mundo, destacando las procesiones y las representaciones de la pasión. Los días más importantes de la Semana Santa son los formados por el llamado Triduo Pascual que son: La introducción al Triduo el jueves Santo y viernes Santo, en el que se conmemora la muerte de Cristo, sábado Santo, en el que se conmemora a Cristo en el sepulcro y el domingo de Pascua la resurrección de nuestro Señor Jesucristo.

El Párroco de la Iglesia “La Resurrección”, ubicada en la Parroquia Ruiz Pineda y Caricuao, describe cómo los venezolanos celebran estos días, los cuales sirven para el descanso, el perdón, la oración, la sanación y la reflexión. “En la Semana Santa, como todos los años, conmemoramos de una forma especial los mensajes que trasmitimos todos los domingos en la misa, que es la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo”.

Así mismo, en una entrevista realizada por YVKE Mundial a Monseñor Adán Ramírez Ortiz, con 20 años de consagrado y Párroco de la Iglesia Santa Teresa en Caracas, comentó que “Se le llama Santa porque son santos los misterios que ahí se contemplan, se llama también semana mayor. Desde la antigüedad se dedica toda una semana a ir meditando episodio por episodio lo que sucedió en Jerusalén hace más de dos mil años y que se desarrolló en el tiempo en la noche del jueves santo hasta el domingo. Todo ese misterio que encierra lo que llamamos la liturgia o Triduo Pascual es lo que a lo largo de la Semana Santa, de manera pedagógica, se quiere presentar al pueblo creyente para que vaya paso a paso acompañando a Cristo en la pasión para después estar con él, en la resurrección.”

“La Semana Santa es renovarme en la fe, es compromiso no es asistir por asistir sino asumir un compromiso coherente entre lo que digo y lo que hago y en la misión de dar a conocer a otro lo que yo he vivido”, acotó el Párroco de la Iglesia Santa Teresa.

En semana santa los católicos parten desde el miércoles de ceniza, cuarenta días de reflexión, días de conversión, internalización, oración, sacrificio, las grandes religiones monoteístas tienen un momento de desierto, encuentro consigo mismo.

El Párroco aclaró que “se ha redimensionado mucho todo esto del abstenerse de comer carne y el ayuno”. Explicó que “el ayuno no es dejar de comer sino privarse de lo que te gusta, es un sacrificio y no una imposición de la iglesia. El actual Papa trata de actualizar esas escrituras”. Además, añadió que “el ayuno, la oración, la abstinencia tiene q ver con la disciplina del hombre religioso. Es una manera de tener un dominio de sí mismo, porque todo está en la mente y en el corazón, eso es parte de lo que busca la iglesia no es por capricho sino por la experiencia de los primeros, se trata de esa tradición de trasmitir el mensaje. La vida es pasajera y sólo Dios se mantiene en todo esto.”

ORIGEN DE LA SEMANA SANTA

Es una antiquísima tradición que parte prácticamente después del siglo II, de la era cristiana donde los creyentes en Cristo actualizaban el misterio de la pasión, muerte y resurrección de nuestro señor Jesucristo que es el poseedor de los misterios centrales de nuestra fe.

El Párroco añadió que “cada año como era costumbre tanto en el pueblo hebreo, según nos lo refiere el antiguo testamento como después en los escritos bíblicos del nuevo testamento y los testimonios de las primeras comunidades cristianas, siempre se reunían para celebrar la pascua”. Hoy el cristiano marca tanto el hecho de la resurrección que la iglesia desde siempre ha mantenido esa convicción de fe y esa tradición de actualizar ese ministerio redentor de Jesucristo. El jueves y viernes santo son la médula de todo el misterio cristiano, mas sin embargo, la iglesia toma toda una semana de domingo a domingo para dedicar paso a paso todo lo acontecido, por eso antes se llamaban los pasos de semana santa, los misterios de la pasión.

El Domingo de Ramos es el domingo de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén a la ciudad santa. Día en el que aproximadamente 600 palmas o más son traídas del Warairarepano en la llamada Procesión de los Palmeros, cuyo origen se remonta a más de 200 años, fecha en la que el padre José Antonio Mohedano, como agradecimiento a Dios por haber terminado una epidemia de fiebre amarilla ocurrida a los habitantes de la zona. De esta manera se conmemora la entrada de Cristo a Jerusalén, donde fue recibido con ramos.

El lunes está dedicado a Jesús cautivo, preso, atado en la columna. El martes a la humildad y paciencia Jesús es coronado de espinas. El miércoles Jesús Nazareno con la cruz a cuestas.

El jueves anteriormente, antes de la reforma del concilio Vaticano II, se dedicaba a Cristo y el viernes al sepulcro, pero luego de su reforma el jueves, viernes y sábado se dedica específicamente al misterio de la eucaristía.

El jueves santo y el viernes a la pasión de nuestro señor Jesucristo y el sábado en la noche para domingo ya es la Vigilia Pascual que es la fiesta más importante de la semana santa, en Caracas, donde Cristo no queda en el sepulcro sino que resucita. “Si un cristiano viene durante toda la semana y se queda hasta el viernes santo sería una Semana Santa incompleta, pues lo que le da plenitud a todo ello es la Vigilia Pascual sábado para domingo”.

“La reforma del calendario partió del Papa Gregorio y tiene la marcada influencia en el calendario civil que se le dedica una semana al año, la semana que corresponde a los últimos días de marzo o primeros de abril cuando la luna está llena, siempre la Semana Santa va a ser distinta en cuanto al calendario no tienen una fecha específica sino que siempre se va a mover”, reiteró el Párroco de la Iglesia Santa Teresa.

COSTUMBRE Y TRADICIÓN

Una cosa es costumbre y otra cosa es tradición. En el sentido teológico la tradición trasmite de generación en generación el mensaje de Jesucristo, y costumbre es una práctica social arraigada que puede variar según el estilo de cada persona.

“En Venezuela se puede decir que la tradición a nivel teológico está intacta, la sagrada trasmisión del mensaje que en un primer momento fue verbal y que después se colocó por escrito para las generaciones posteriores se mantiene perfectamente. Es un hilo conductor entre primer jueves santo y cada misa que se celebra.”

“En cuanto a tradición como costumbre se mantiene un poco ese fervor, nuestro pueblo es profundamente religioso, aunque podrá no cumplir todos los días con la misa, pues no es una obligación sino una convicción, pero si es profundamente religioso y estas tradiciones, estas fiestas que tienen un importe cultural, un importe tradicional se mantienen cada uno según el estilo de cada persona. Hoy en día no es el mismo fervor que hace unos años atrás. Existe una apatía, una indiferencia religiosa.” La sociedad de hoy en día en toda la humanidad quiere apartar a Dios de todas las obligaciones, conciencia moral.

“En América Latina tenemos un profundo arraigo por el sentido de la fe. El Papa Juan pablo II la llamaba el continente de la esperanza”.

Es la religiosidad la q mantiene viva la fe en el pueblo venezolano, “por eso las expresiones de fe en las manifestaciones de miércoles y jueves santo aquí en la Iglesia Santa Teresa, las procesiones en torno de la Virgen La Pastora, todo el recorrido en el casco histórico de la ciudad cuando hacen la visita a los monumentos. El Nazareno es parte de la identidad nacional y se ve mucho cuando la gente se coloca su túnica morada independientemente de todos los extractos sociales, de todas las ideologías que podrían existir.”

El miércoles santo sale de la Iglesia Santa Teresa Jesús de Nazaret y toma la avenida Lecuna de la esquina de Cipreses hasta la avenida Baralt sube hasta la esquina de San Pablo que es la oficina de identificación y luego se regresa otra vez hasta Santa Teresa.

“Los pueblos de América Latina son profundamente religiosos pero muy pocos cristianos, en cuanto a la madurez de la fe,” agregó el Párroco Adán Ramírez.


LEGADO DE LA SEMANA SANTA

Todo esto viene del dato bíblico y del magisterio de la Iglesia, concretamente aquí en el continente latinoamericano viene a través de la evangelización de hace 500 años. Los primeros evangelizadores fueron los que trajeron a este continente todo lo que es la fe todas estas manifestaciones religiosas sobre todo en Semana Santa con sus luces y sus sombras y el pueblo lo ha adaptado a su realidad.

“Desde México hasta Argentina, hay una profunda religiosidad popular sobre todo en torno a un Cristo que sufre, a un Cristo que lleva la cruz a cuestas y está crucificado. Esto nos dice en el fondo que este Dios siendo Dios experimentó el dolor, sabe por lo que yo estoy pasando en mi realidad, me va a comprender y veo en él un aliciente que no quedó ahí sino que resucitó. Por eso se ve que en los países latinoamericanos se acentúa la semana santa hasta el día del sepulcro. En cambio en los países desarrollados hablan más de la pascua de la resurrección. Latinoamérica tiene su arraigo por las situaciones vividas en los pueblos de América Latina desde la conquista hasta hoy.” Agregó el Párroco.

Progresivamente se va dando ese anuncio. La mayoría de las imágenes que se tienen desde la colonia hasta hoy son muy veneradas por el pueblo santo de Dios, son imágenes que vienen de Sevilla en el Sur de España y eso nos indica el legado de la fe que nos trajeron los evangelistas. Quienes fueron posteriores a los conquistadores.


VISITA DE LOS SIETE MONUMENTOS

Siempre el número siete tiene una significación bíblica. Siete tiene que ver con la plenitud, siete sacramentos, el siete más que todo es una manifestación de fe que se realiza sobre todo el viernes Santo. Visitan los siete monumentos es decir el altar que se dedica a la adoración del santo sacramento, desde el jueves santo hasta el domingo de resurrección.

“El viernes Santo es un día donde no hay misa y se reserva la sagrada eucaristía que se va a comulgar en un altar bellamente adornado que nos indica la presencia de Jesucristo nuestro redentor. El número de monumentos a visitar no es estricto. Lo importante en la peregrinación, el caminar es el dirigir, ponerse en movimiento al ir de un monumento al otro para reconocer la presencia del Señor, la plenitud de la vida.” Agregó el Párroco de la Iglesia Santa Teresa.

ESTILO DE ALGUNOS VENEZOLANOS

En cada ciudad, esta conmemoración de la muerte y resurrección de Cristo se vive de forma muy parecida, pero no igual. Las vestimentas y las costumbres difieren en las distintas localizaciones. La celebración varía depende la región del país.

Una de las costumbres más comunes es la realización del Viacrucis, el cual es una dramatización de la pasión y muerte de Jesús.

Otra de las costumbres es realizar la quema de Judas, el cual consiste en quemar un muñeco, realizado entre las personas de la comunidad con diversos materiales, para castigar al apóstol traidor, esta costumbre se presta para otras intenciones, ya que en ocasiones se realiza el muñeco con características físicas de los políticos venezolanos.

Una joven devota mencionó que “debido al hecho de que son días de asueto, muchas personas acostumbran en estas fechas a hacer turismo a las diferentes regiones del país. Los más jóvenes acostumbran a hacer sus farras o rumbas, por lo cual se le da el término peyorativo de Semana Zángana. Lastimosamente, este término surge del hecho de que con el paso del tiempo la tradición religiosa de estas fechas se ha perdido, convirtiéndose muchas veces en fiestas escandalosas”.

Mayra Borjas

Thursday, March 25, 2010

FIDEL CASTRO: La reforma sanitaria de Estados Unidos

Consideramos que la Reforma de Salud ha constituido una importante batalla y un
éxito de su gobierno. Parece sin embargo algo realmente insólito que 234 años
después de la Declaración de Independencia, en Filadelfia en el año 1776,
inspirada en las ideas de los enciclopedistas franceses, el gobierno de ese
país haya aprobado la atención médica para la inmensa mayoría de sus
ciudadanos, algo que Cuba alcanzó para toda su población hace medio siglo a
pesar del cruel e inhumano bloqueo impuesto y todavía vigente por parte del
país más poderoso que existió jamás. Antes, después de casi un siglo de
independencia y tras sangrienta guerra, Abraham Lincoln pudo lograr la libertad
legal de los esclavos.


Barack Obama es un fanático creyente del sistema capitalista imperialista impuesto por Estados Unidos al mundo. “Dios bendiga a Estados Unidos”, concluye sus discursos.

Algunos de sus hechos hirieron la sensibilidad de la opinión mundial, que vio con simpatías la victoria del ciudadano afroamericano frente al candidato de la extrema derecha de ese país. Apoyándose en una de las más profundas crisis económicas que ha conocido el mundo, y en el dolor causado por los jóvenes norteamericanos que perdieron la vida o fueron heridos o mutilados en las guerras genocidas de conquista de su predecesor, obtuvo los votos de la mayoría del 50% de los norteamericanos que se dignan acudir a las urnas en ese democrático país.

Por elemental sentido ético, Obama debió abstenerse de aceptar el Premio Nobel de la Paz, cuando ya había decidido el envío de cuarenta mil soldados a una guerra absurda en el corazón de Asia.

La política militarista, el saqueo de los recursos naturales, el intercambio desigual de la actual administración con los países pobres del Tercer Mundo, en nada se diferencia de la de sus antecesores, casi todos de extrema derecha, con algunas excepciones, a lo largo del pasado siglo.

El documento antidemocrático impuesto en la Cumbre de Copenhague a la comunidad internacional ¬-que había dado crédito a su promesa de cooperar en la lucha contra el cambio climático- fue otro de los hechos que desilusionaron a muchas personas en el mundo. Estados Unidos, el mayor emisor de gases de efecto invernadero, no estaba dispuesto a realizar los sacrificios necesarios a pesar de las palabras zalameras previas de su Presidente.

Sería interminable la lista de contradicciones entre las ideas que la nación cubana ha defendido con grandes sacrificios durante medio siglo y la política egoísta de ese colosal imperio.

A pesar de eso, no albergamos ninguna animadversión contra Obama, y mucho menos contra el pueblo de Estados Unidos. Consideramos que la Reforma de Salud ha constituido una importante batalla y un éxito de su gobierno. Parece sin embargo algo realmente insólito que 234 años después de la Declaración de Independencia, en Filadelfia en el año 1776, inspirada en las ideas de los enciclopedistas franceses, el gobierno de ese país haya aprobado la atención médica para la inmensa mayoría de sus ciudadanos, algo que Cuba alcanzó para toda su población hace medio siglo a pesar del cruel e inhumano bloqueo impuesto y todavía vigente por parte del país más poderoso que existió jamás. Antes, después de casi un siglo de independencia y tras sangrienta guerra, Abraham Lincoln pudo lograr la libertad legal de los esclavos.

No puedo, por otro lado, dejar de pensar en un mundo donde más de un tercio de la población carece de atención médica y de medicamentos esenciales para garantizar la salud, situación que se agravará en la medida en que el cambio climático, la escasez de agua y de alimentos sean cada vez mayores, en un mundo globalizado donde la población crece, los bosques desaparecen, la tierra agrícola disminuye, el aire se hace irrespirable, y la especie humana que lo habita -que emergió hace menos de 200 mil años, es decir 3 500 millones de años después que surgieron las primeras formas de vida en el planeta- corre el riesgo real de desaparecer como especie.

Admitiendo que la reforma sanitaria significa un éxito para el gobierno de Obama, el actual Presidente de Estados Unidos no puede ignorar que el cambio climático significa una amenaza para la salud y, peor todavía, para la propia existencia de todas las naciones del mundo, cuando el aumento de la temperatura -más allá de límites críticos que están a la vista- diluya las aguas congeladas de los glaciares, y las decenas de millones de kilómetros cúbicos almacenados en las enormes capas de hielo acumuladas en la Antártida, Groenlandia y Siberia se derritan en unas pocas decenas de años, dejando bajo las aguas todas las instalaciones portuarias del mundo y las tierras donde hoy vive, se alimenta y labora una gran parte de la población mundial.

Obama, los líderes de los países ricos y sus aliados, sus científicos y sus centros sofisticados de investigación conocen esto; es imposible que lo ignoren.

Comprendo la satisfacción con que se expresa y reconoce, en el discurso presidencial, el aporte de los miembros del Congreso y la administración que hicieron posible el milagro de la reforma sanitaria, lo cual fortalece la posición del gobierno frente a lobbistas y mercenarios de la política que limitan las facultades de la administración. Sería peor si los que protagonizaron las torturas, los asesinatos por contrato y el genocidio ocuparan nuevamente el gobierno de Estados Unidos. Como persona incuestionablemente inteligente y suficientemente bien informada, Obama conoce que no hay exageración en mis palabras. Espero que las tonterías que a veces expresa sobre Cuba no obnubilen su inteligencia.

Tras el éxito en esta batalla por el derecho a la salud de todos los norteamericanos, 12 millones de inmigrantes, en su inmensa mayoría latinoamericanos, haitianos y de otros países del Caribe reclaman la legalización de su presencia en Estados Unidos, donde realizan los trabajos más duros y de los cuales no puede prescindir la sociedad norteamericana, en la que son arrestados, separados de sus familiares y remitidos a sus países.

La inmensa mayoría emigraron a Norteamérica como consecuencia de las tiranías impuestas por Estados Unidos a los países del área y la brutal pobreza a que han sido sometidos como consecuencia del saqueo de sus recursos y el intercambio desigual. Sus remesas familiares constituyen un elevado porcentaje del PIB de sus economías. Esperan ahora un acto de elemental justicia. Si al pueblo cubano se le impuso una Ley de Ajuste, que promueve el robo de cerebros y el despojo de sus jóvenes instruidos, ¿por qué se emplean métodos tan brutales con los emigrantes ilegales de los países latinoamericanos y caribeños?

El devastador terremoto que azotó a Haití -el país más pobre de América Latina, que acaba de sufrir una catástrofe natural sin precedentes que implicó la muerte de más de 200 mil personas- y el terrible daño económico que otro fenómeno similar ocasionó a Chile, son pruebas elocuentes de los peligros que amenazan a la llamada civilización y la necesidad de drásticas medidas que otorguen a la especie humana la esperanza de sobrevivir.

La Guerra Fría no trajo ningún beneficio para la población mundial. El inmenso poder económico, tecnológico y científico de Estados Unidos no podría sobrevivir a la tragedia que se cierne sobre el planeta. El presidente Obama debe buscar en su computadora los datos pertinentes y conversar con sus científicos más eminentes; verá cuán lejos está su país de ser el modelo que preconiza para la humanidad.

Por su condición de afroamericano, allí sufrió las afrentas de la discriminación, según narra en su libro “Los sueños de mi padre”; allí conoció la pobreza en que viven decenas de millones de norteamericanos; allí se educó, pero allí también disfrutó como profesional exitoso los privilegios de la clase media rica, y terminó idealizando el sistema social donde la crisis económica, las vidas de norteamericanos inútilmente sacrificadas y su indiscutible talento político le dieron la victoria electoral.

A pesar de eso, para la derecha más recalcitrante Obama es un extremista al que amenazan con seguir dando la batalla en el Senado para neutralizar los efectos de la reforma sanitaria y sabotearla abiertamente en varios Estados de la Unión, declarando inconstitucional la Ley aprobada.

Los problemas de nuestra época son todavía mucho más graves.

El Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y otros organismos internacionales de créditos, bajo control estricto de Estados Unidos, permiten que los grandes bancos norteamericanos -creadores de los paraísos fiscales y responsables del caos financiero en el planeta- sean sacados a flote por los gobiernos de ese país en cada una de las frecuentes y crecientes crisis del sistema.

La Reserva Federal de Estados Unidos emite a su antojo las divisas convertibles que costean las guerras de conquista, las ganancias del Complejo Militar Industrial, las bases militares distribuidas por el mundo y las grandes inversiones con las que las transnacionales controlan la economía en muchos países del mundo. Nixon suspendió unilateralmente la conversión del dólar en oro, mientras en las bóvedas de los bancos de Nueva York se guardan siete mil toneladas de oro, algo más del 25% de las reservas mundiales de ese metal, cifra que al final de la Segunda Guerra Mundial superaba el 80%. Se argumenta que la deuda pública sobrepasa los 10 millones de millones de dólares, lo cual supera el 70% de su PIB, como una carga que se transfiere a las nuevas generaciones. Eso se afirma cuando en realidad es la economía mundial la que costea esa deuda con los enormes gastos en bienes y servicios que aporta para adquirir dólares norteamericanos, con los cuales las grandes transnacionales de ese país se han apoderado de una parte considerable de las riquezas del mundo, y sostienen la sociedad de consumo de esa nación.

Cualquiera comprende que tal sistema es insostenible, y por qué los sectores más ricos en Estados Unidos y sus aliados en el mundo defienden un sistema sólo sustentable con la ignorancia, las mentiras y los reflejos condicionados sembrados en la opinión mundial a través del monopolio de los medios de comunicación masiva, incluidas las redes principales de Internet.

Hoy el andamiaje se derrumba ante el avance acelerado del cambio climático y sus funestas consecuencias, que ponen a la humanidad ante un dilema excepcional.

Las guerras entre las potencias no parecen ser ya la solución posible a las grandes contradicciones, como lo fueron hasta la segunda mitad del siglo XX; pero, a su vez, han incidido de tal forma sobre los factores que hacen posible la supervivencia humana, que pueden poner fin prematuramente a la existencia de la actual especie inteligente que habita nuestro planeta.

Hace unos días expresé mi convicción de que, a la luz de los conocimientos científicos que hoy se dominan, el ser humano deberá resolver sus problemas en el planeta Tierra, ya que jamás podrá recorrer la distancia que separa el Sol de la estrella más próxima, ubicada a cuatro años luz, velocidad que equivale a 300 mil kilómetros por segundo -como conocen nuestros alumnos de secundaria básica-, si alrededor de ese sol existiera un planeta parecido a nuestra bella Tierra.

Estados Unidos invierte fabulosas sumas para comprobar si en el planeta Marte hay agua, y si existió o existe alguna forma elemental de vida. Nadie sabe para qué, como no sea por pura curiosidad científica. Millones de especies van desapareciendo a ritmo creciente en nuestro planeta y sus fabulosas cantidades de agua constantemente se están envenenando.

Las nuevas leyes de la ciencia -a partir de las fórmulas de Einstein sobre la energía y la materia, y la teoría de la gran explosión como origen de los millones de constelaciones e infinitas estrellas u otras hipótesis- han dado lugar a profundos cambios en conceptos fundamentales como el espacio y el tiempo, que ocupan la atención y los análisis de los teólogos. Uno de ellos, nuestro amigo brasileño Frei Betto, aborda el tema en su libro “La obra del artista: Una visión holística del Universo”, presentado en la última Feria Internacional del Libro de La Habana.

Los avances de la ciencia en los últimos cien años han impactado los enfoques tradicionales que prevalecieron a lo largo de miles de años en las ciencias sociales e incluso en la Filosofía y la Teología.

No es poco el interés que los más honestos pensadores prestan a los nuevos conocimientos, pero no sabemos absolutamente nada de lo que piensa el presidente Obama sobre la compatibilidad de las sociedades de consumo y la ciencia.

Mientras tanto, vale la pena dedicarse de vez en cuando a meditar sobre esos temas. Con seguridad no dejará por ello de soñar el ser humano y tomar las cosas con la debida serenidad y acerados nervios. Es el deber, al menos, de aquellos que escogieron el oficio de políticos y el noble e irrenunciable propósito de una sociedad humana solidaria y justa.



Fidel Castro Ruz

Marzo 24 de 2010

Wednesday, March 24, 2010

¿Quién maneja la campaña contra Cuba y Venezuela: AFP, EFE… o la CIA?

Las agencias internacionales que observen con tanta parsimonia al campo de concentración de Guantánamo, ignoran la cifra record de presos en las cárceles de Estados Unidos ni ven las "ciudades de carpas" donde se refugian las víctimas de la crisis en este mismo país, se han descubierto una nueva misión que pretenden humanitaria.

Con una absoluta falta de ética, encabezan con un ardor que se acerca al fanatismo, una difusión global de calumnias y de mentiras calcadas sobre las campañas de difamación organizada de la llamada diplomacia publica del régimen de Ronald Reagan.

Los cables sucios llegan a las salas de redacción por grandes olas que ahogan por antelación cualquier intento de restablecer la verdad. Las mismas agencias que anuncian con una perfecta frialdad o con una suerte de aburrimiento que misiles teleguiados norteamericanos mataron por error a cien personas en Afganistán o que las tropas israelí acabaron con un barrio entero, de repente se emocionan ante un acontecimiento mucho menor pero que sí puede hacer graves daños a un país de orientación progresista.

A la pregunta "¿Quién está detrás de estas manifestaciones espontaneas de humanismo interesado?" se puede contestar con otra pregunta, esa clásica, la que siempre se hace el investigador: "Quien se beneficia del crimen?" Y contestar con esta máxima, irónica por cierto, de un amigo experto de estos mismos temas: "Piensa mal y acertarás".

La operación de desinformación que rellena en estos días con una sistematicidad que la desenmascara los grandes medios de la información comercializada, tiene la particularidad de estar alineada a la perfección sobre la retorica del Departamento de Estado, orientada por sus órganos de inteligencia y manejada por las llamadas "grandes agencias internacionales" de prensa.

Las agencias de prensa tienen la particularidad de saturar la prensa internacional a partir de unos muy pocos corresponsales que, la mayor parte del tiempo, entre dos cocteles en los salones de determinadas embajadas,  escriben desde un anonimato absoluto y seguro.
Incrustados por la CIA o simplemente seleccionados por su inclinación derechista  – el ex agente Philip Agee durante años explicó como se capta a un colaborador – los corresponsales tienen una capacidad monstruosa de influir en la opinión pública sin tener el menor riesgo de responsabilizarse por sus distorsiones y omisiones.

ASESINOS DE LA VERDAD

En América Latina, la AFP y la EFE por cierto se esmeren en materia de colaboración servil con quién en Washington maneja la desinformación imperial luego difundida por las redes mediáticas de las oligarquías.

Cuando la misión de la AFP se define oficialmente como "investigar tanto en Francia como en el extranjero los elementos de información completa y objetiva", la agencia gala sigue hoy una orientación política que traiciona un pasado prestigioso y demuestra una colaboración servil con quienes en Washington manejan la desinformación imperial.

La española EFE, fundada por el abuelo falangista del político ultraderechista José María Aznar, pertenece "como miembro de pleno derecho" a la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

Esta misma SIP que para hablar de Honduras en su asamblea anual de septiembre pasado, escogió al editor multimillonario de dos diarios golpistas, Jorge Canahuati Larach, el también dueño en su país de las franquicias norteamericanas Pepsi, Pizza Hut,  Kentucky Fried Chicken y Seven Up.

En este mismo evento-performance del cartel de empresarios con el cual EFE se identifica, el presidente boliviano Evo Morales fue denunciado por "mantener inalterables sus ataques" a los medios de comunicación de su país, el presidente venezolano Hugo Chávez fue acusado de "amenazar a la prensa", mientras al mandatario ecuatoriano Rafael Correa, se lo responsabilizó con "la situación de la prensa cada vez más preocupante" en su país.

En este mundo globalizado, la cobertura periodística de América Latina se encuentra contralada por un puñado de individuos indiferentes a la suerte de los pueblos y  cómplices de los órganos de inteligencia del Norte,

Impunemente. Con un desprecio absoluto de su profesión y de quienes pretenden informar.
Hasta que, de una manera u otra, se toque la puerta de su anonimato, y que se pide cuenta a estos asesinos de la verdad y a los que los dirigen.

JEAN-GUY ALLARD

Tuesday, March 23, 2010

EL SALVADOR: Así matamos a monseñor Romero

El mayor D´Aubuisson fue parte de la conspiración para asesinar a monseñor Romero, aunque el tirador lo puso un hijo del ex presidente Molina, dice el capitán Álvaro Saravia. 30 años después, él y otros de los involucrados reconstruyen aquellos días de tráfico de armas, de cocaína y de secuestros. Caído en desgracia, Saravia ha sido repartidor de pizzas, vendedor de carros usados y lavador de narcodinero. Ahora arde en el infierno que ayudó a prender aquellos días cuando matar "comunistas" era un deporte.
Carlos Dada

El capitán Rafael Álvaro Saravia durante uno de las primeras entrevistas con El Faro. Foto: Edu Ponces.

Comienza a leer despacio, en voz alta: “Algunos años después de asesinar a monseñor Romero, el capitán Álvaro Rafael Saravia se quitó el rango militar, abandonó a su familia y se
 mudó a California”. En la mano sostiene varias páginas con la impresión de una nota periodística publicada hace cinco años. Se reacomoda los lentes -dos grandes vidrios sostenidos por un alambre-. Tiene las uñas rotas y sucias, y los ojos muy abiertos y agitados. Alertas. Vuelve a leer el primer párrafo. “Algunos años después de asesinar a monseñor Romero, el capitán Álvaro Rafael Saravia…” Hace una pausa y repite ese nombre, que no ha dicho en mucho tiempo: “El capitán Álvaro Rafael Saravia”.



Levanta la cabeza y me mira fijamente.

-Usted escribió esto, ¿verdad?

-Sí.

-Pues está mal.

-¿Por qué?

-Aquí dice “Algunos años después de asesinar a monseñor Romero”. Y yo no lo maté.

-¿Y quién lo mató?

-Un fulano.

-¿Un extranjero?

-No. Un indio, de los de nosotros. Por ahí anda ese.

-Usted no disparó, pero participó.

-30 años y me voy a morir perseguido por eso. Sí, claro que participé. Por eso estamos hablando.


Tiene las manos gastadas por la miseria y el trabajo del campo. Unas manos que nada tienen que ver con las de aquel piloto de la Fuerza Aérea convertido en lugarteniente del líder anticomunista salvadoreño Roberto d´Aubuisson, y después en repartidor de pizzas, lavador de dinero para la mafia colombiana y finalmente en vendedor de autos usados en California. Ahora ya no es nada de eso. Perdió un juicio al que no asistió, en el que fue encontrado culpable del asesinato de monseñor Romero.

-Cuénteme cómo fue.

-Se lo voy a contar todo, pero despacio. Esto es largo.


***
Ficha del capitán Álvaro Rafael Saravia en la página de los fugitivos más buscados del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos. Foto: El Faro.

En 1979, Saravia, un indisciplinado capitán de aviación, querido por todos sus compañeros pero demasiado inclinado por el alcohol y las reyertas, terminó convencido por el mayor Roberto d´Aubuisson de trabajar con él en la formación de un frente anticomunista. Lo convenció en las visitas que D´Aubuisson, un mayor del ejército experto en inteligencia contrainsurgente, hacía a los cuarteles de la Guardia Nacional para reclutar a los oficiales para su lucha.

El mayor D´Aubuisson fundó un par de años más tarde el partido Arena y se convirtió en el máximo líder de la derecha política salvadoreña. Fue también el presidente de la Asamblea Constituyente de 1985 y prominente miembro de la Liga Anticomunista Mundial.

El capitán Saravia aún recuerda cómo, sentados en la arena de una playa salvadoreña y con una botella de ron entre ambos, D´Aubuisson lo terminó incorporando a su movimiento. Se perdió 15 días con él, se fueron a Guatemala, y le pusieron sueldo, un carro y lo demás que necesitara para cumplir el encargo del mayor: “Me vas a llevar unas cosas a mí, particulares”.

D´Aubuisson murió en 1992 de cáncer en la lengua, tras haber llevado a su partido a la presidencia de El Salvador y poco después de la firma de los Acuerdos de Paz que pusieron fin a la guerra civil. Para entonces, el capitán Saravia ya vivía en Estados Unidos, se había librado de un juicio en El Salvador por el asesinato de monseñor Romero y de otro en Estados Unidos por lavado de dinero. Se mudó a Modesto, una pequeña ciudad en el centro de California, y ahí vendió carros usados hasta 2004.

En octubre de ese año comenzó a huir de sí mismo, cuando el Centro para la Justicia y la Rendición de Cuentas (CJA), una organización no gubernamental con sede en San Francisco, California, le metió un juicio civil que lo encontró culpable del asesinato de monseñor Romero y lo condenó a pagar 10 millones de dólares a los familiares. Saravia desapareció poco antes del juicio y ahora vive oculto. Ha vuelto a un país en el que se habla español.

De él me dijo alguna vez un viejo arenero con fama de duro: “Saravia estaba loco. Te veía con un dolor de muelas y te preguntaba qué te pasó. Le decías que un dentista te jodió y al siguiente día el dentista estaba muerto”.

El capitán Álvaro Rafael Saravia fue un activo miembro de un grupo señalado como responsable de asesinatos y torturas, un escuadrón de la muerte. “Un sicópata”, lo llama Ricardo Valdivieso, uno de los fundadores de Arena.

El Archivo Nacional de Seguridad de Estados Unidos consigna información de la embajada de ese país en San Salvador, notificando a Washington el secuestro y asesinato de Carlos Humberto Guerra Campos en 1985. Su familia pago el rescate, pero él nunca apareció. Según la embajada estadounidense, los secuestradores fueron el Capitán Álvaro Saravia y “Tito” Regalado, el hombre que posteriormente sería jefe de seguridad de la Asamblea cuando D’aubuisson asumió la presidencia del Órgano Legislativo.

Saravia vivió rodeado de secuestradores y asesinos, pero niega su participación en este u otro asesinato. “Yo no dirigí nunca una operación para ir a matar a nadie. Se lo digo francamente”. Se le olvida que estamos sentados aquí precisamente porque participó en el asesinato más trascendente de la historia de El Salvador.

No niega la participación de su jefe, el mayor Roberto d’Aubuisson, en operativos clandestinos para matar a seres humanos, pero alega que esto lo hacía mediante contactos en otros cuerpos de seguridad.

En su agenda, que le fue capturada en la finca San Luis pocos días después del asesinato de monseñor Romero, están consignadas varias listas de armas y el teléfono de un hombre llamado Andy. Andy del Caribe. Un traficante de armas estadounidense que traía desde su país, por tierra, camionetas llenas de armamento que disfrazaba bajo revistas Playboy que regalaba gustosamente a los agentes de aduanas en todas las fronteras. Esas armas, dice Saravia, eran para su uso personal y para armar a los miembros del Frente Amplio Nacional, el FAN, que lideraba D’Aubuisson antes de fundar ARENA.

De su rompimiento con el mayor al que servía hay dos versiones. Una es la suya, según la cual se cansó de esa vida agitada y no sentía ya la confianza de D’Aubuisson, por lo que partió a Estados Unidos. Otra es de Ricardo Valdivieso, fundador de Arena y ahora director del Instituto Roberto d’Aubuisson: un día, durante las largas temporadas que pasaban en Guatemala conspirando, les llamaron de una cantina en Izabal para decirles que el capitán Álvaro Rafael Saravia estaba peleándose con varios hombres. Cuando lo fueron a traer, Saravia golpeó también a D’Aubuisson, y ahí acabó la relación.

Del asesinato de monseñor Romero, Saravia alega que él no participó en la planificación, y pretende probarlo asegurando que el día del crimen él no llevaba más armas que las dos que portaba siempre. “Si usted mata es porque va a tener… anda con un machete aunque sea en la mano, un cuchillo, una gillette, un tenedor, cualquier cosa, lo que le vaya a meter, un lapicero, pero usted no me viene a mí a decir fijate que necesito un carro… “.

No hay órdenes de captura en contra del capitán Saravia, salvo en Estados Unidos, donde lo buscan para deportación. Pero no importa porque no está ahí. Hace algunos años habló con el periódico estadounidense The Miami Herald para adelantar que había pedido perdón a la Iglesia y que contaría todo en un libro. No dijo que donde vive ni siquiera hay papel y que el vecino más cercano que sabe leer y escribir vive a 20 minutos de su casa. A falta de libro, quiere contar todo en una entrevista.



Nos citamos la primera vez en un pequeño hotel, de un pequeño pueblo, al que llegó después de cinco horas en las que combinó la caminata a campo traviesa, el aventón en pick ups y dos buses. Yo lo recordaba como aquel hombre gordo, con relieves en la papada, el bigote y el cabello rubio que aparece en el cartel de “Se Busca” que publicó el Departamento de Migración y Aduanas de Estados Unidos en 2004, “por sospechas de violaciones de derechos humanos”. Esa foto, en la que el cuello y el torso se confunden adentro de una camisa hawaiana, adornó mi refrigerador durante más de un año, mientras lo buscaba en California. Así esperaba encontrar a uno de los asesinos de monseñor Romero. Gordo, bronceado y con una camisa hawaiana. Me topo en cambio con un anciano demacrado, flaco, con la piel marchita y lacerada; el rostro oculto detrás de una barba canosa y silvestre, y con un profundo olor a rancio. Qué pequeño se ve.

-¿Y por qué quiere hablar ahora?

-Por mis hijos. Es que hasta ellos me ven como Hitler.

Por primera vez desde que empezamos a conversar, Saravia agacha la cabeza. Aprieta la boca. Está solo en esta mesa en la que también estoy yo. Y soy yo quien rompe el silencio.

-¿Hace cuánto no habla con ellos?

-¡Uffff! ¡Ufff! ¡10 años! Me recuerdo de ellos todos los días. Aunque hasta miedo tengo de hablarles yo.

Durante las siguientes jornadas el capitán Saravia confesará también otros motivos para hablar: de todos los involucrados, es el único juzgado y el único que vive escondido. Amado Garay, el chofer, también vive oculto, pero en condición de testigo protegido de Estados Unidos. Pero es preciso subrayar algo: la primera condición para vivir escondido es estar vivo. Otras cinco personas involucradas en este crimen, o en su ocultamiento, no pudieron esconderse. Una murió decapitada, otra se suicidó, otra desapareció, a otra la mataron en un retén en la carretera. Otra terminó en pedacitos. En Guatemala. Eso dicen. Pero de esta última no hay nombre ni certificado de defunción.

Es cierto, Saravia es el único que vive escondido. Ha intentado, en reiteradas ocasiones, comunicarse con algunos de sus antiguos compañeros de lucha, pero nadie le ha respondido. “30 años han pasado y sigue la misma mierda. Ya no tengo nada que ocultar. ¿Para qué? Ya más hecho mierda de lo que estoy, cómo voy a estar. ¡Nada! A mí se me hace que hay una conspiración de que no quieren saber quién putas mató a Romero”.

Él mismo ha sido parte de esa conspiración, pero ahora está solo. Su único amigo es un hombre que tiene un viejo pick up y una pequeña propiedad rural. Ahí hay una cabañita de madera, parecida a la del Unabomber, compuesta por cuatro paredes con una ventana que protegen un piso de tierra y nada más. Ahí vivió Saravia más de un año, hasta que se metieron los ladrones y le robaron un cincho y una camiseta y un machete, que era lo único que tenía.

La segunda vez que nos vemos, en el mismo hotel, baja de su cuarto 15 minutos después de la hora convenida. Viene pálido.

-¿Qué le pasa, capitán?

-Acabo de verme en el espejo. Tenía cinco meses de no verme en un espejo.

***

Carlos Dada, director de El Faro, durante una de las entrevista con el capitán Álvaro Rafael Saravia, acusado de participar en el asesinato de Monseñor Romero. Foto: Edu Ponces.


Ahora comienza a hablar. Me deja sacar una grabadora y dice: “Dele, Carlitos, que esto se va a poner bueno”. Quiere mencionar nombres. Solo hace una solicitud: “Que los capturen. ¡Que les peguen una apretada de huevos como hacían antes, a ver si no cantan!”

El juicio en su contra se basó principalmente en dos elementos: uno, el testimonio de Amado Garay, el chofer que condujo al asesino hasta la iglesia en la que monseñor Romero daba misa el 24 de marzo de 1980; y dos, la agenda que el ejército le capturó en marzo de ese mismo año, en la que se consignaba un operativo llamado Operación Piña cuyas características coinciden con las del asesinato. “No he visto esa agenda desde que me la quitaron”, admite Saravia. “Yo no podía andar en la cabeza todas mis cosas, así que las anotaba en una agendita, era natural que las anotara. Ahí estaba la Operación Piña, que la habíamos llevado desde hace tiempo, que recogíamos unas granadas en la frontera con Guatemala”.

Le enseño una fotocopia de su agenda y el capitán recibe un golpe del pasado. La observa detenidamente. La Operación Piña incluye un tirador. Extraño porque no se necesita un tirador para ir a recoger granadas a la frontera. “Sí, eso es cierto”, admite. Sigue observando esa paginita, con el título Operación Piña y, de pronto, el capitán Álvaro Rafael Saravia tiene una epifanía. “Esa no es mi letra. Esa es la letra de Roberto”.

La letra, efectivamente, es distinta a la que aparece en las demás páginas de la agenda. ¿Por qué habría consignado Roberto d'Aubuisson la Operación Piña en la agenda de su lugarteniente? Saravia no lo sabe, pero hay alguien que sí.

En 1980 el coronel Adolfo Arnoldo Majano era miembro de la Junta Revolucionaria de Gobierno y uno de los últimos militares que aún creían en una salida negociada al conflicto. Fue él quien ordenó la captura de D´Aubuisson y sus seguidores en la finca San Luis, de Santa Tecla, y quien primero tuvo acceso a la agenda Saravia y a su contenido.

“La Operación Piña coincide con los datos de lo que pasó”, dice Majano, “pero no estaba en la agenda de Saravia. Eso es un papel capturado a D´Aubuisson. El oficial del Estado Mayor que me ayudó a sacar las fotocopias lo juntó con las páginas de la agenda para que no se perdiera”.

La Operación Piña aparece escrita en un papel en blanco, sin impresiones de la agenda, y con un sello al borde de la página que corresponde a Mariscos Tazumal, una empresa pesquera fundada por D´Aubuisson y Fernando “El Negro” Sagrera.

Fue D´Aubuisson, y no Saravia, el autor de esa lista que, de acuerdo con la Comisión de la Verdad y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, corresponde al homicidio de monseñor Romero. Esta es la lista:


Operación Piña

1. Starlight

1. 257 Robert*s

4. Automáticos

Granadas

______________

1. Motorista

1. Tirador

4. Seguridad

El Starlight es una mira telescópica para rifles de precisión, necesarios para una operación de este tipo. De la calle al altar de la Iglesia de la Divina Providencia hay unos 35 metros, y el tirador necesitaba una mira telescópica.

El 257 Roberts es un rifle calibre 25 fabricado por la casa Remington, muy utilizado para tiro de precisión con mira telescópica. Es dudoso que haya sido el rifle con el que fue asesinado monseñor Romero. La autopsia revela que recibió un proyectil calibre 22 en el corazón. Pero el tirador no salió del equipo de D´Aubuisson, sino del otro conspirador: Mario Molina, hijo del ex presidente Arturo Armando Molina. Mario Molina aportó el asesino, el arma y el equipo de seguridad.

Los cuatro automáticos y granadas estaban en la lista como parte del armamento de los cuatro elementos de seguridad que acompañarían el operativo.

El motorista salió del equipo de D´Aubuisson, bajo la supervisión de Saravia. Amado Garay, un ex soldado oriundo de Quezaltepeque, condujo al asesino frente a la puerta de la iglesia y después lo llevó a un lugar seguro. Garay -hasta hoy el único de los participantes en la operación que había dado su testimonio- vive en Estados Unidos bajo el programa de protección de testigos.

El tirador es salvadoreño, ex guardia nacional y era miembro del equipo de seguridad de Mario Molina. El 24 de marzo, de un disparo certero, acabó con la vida del arzobispo de San Salvador.

Saravia solicita que los capturen. Hace una segunda solicitud al día siguiente. Me pide que lo lleve a la ciudad más cercana que tenga un Burger King. Cuando vivía en Modesto, California, cerraba la venta de autos y camino de su casa pasaba todos los días comprando una Whopper doble. Esta vez, aquí, me pide un favor especial:

-¿Me podría comprar dos?

-Tiene usted hambre, capitán.

-La otra es para mañana. Me la quiero llevar a la montaña.

-Pero de aquí a mañana se le va a podrir.

-Si yo todo lo que como está podrido, no se preocupe.



***

Saravia en su domicilio actual.


Para encontrar a Saravia hay que bajar al infierno. Hace varios kilómetros que se terminó el mundo y en este paraje solo habitan gentes con deseos de despedazarse a machetazos y emborracharse para engrosar el número de viudas o al menos mitigar el dolor de las gusaneras. La hombría, aquí, se mide por muertos. Allá va Danilo, que ya mató a tres; Tomás acaba de regresar, andaba huyendo porque mató a su hermano.

El paisaje parece copiado de un cuadro naturalista del siglo XIX. Bosques de pino apenas interrumpidos por pequeños páramos en los que se alzan aldeas, verdes y hermosas si no fuera porque han sido levantadas por la miseria y el garrote. Los niños deambulan desnudos y las mujeres a los 30 años parecen ancianas, sin dientes, con las manos curtidas y los pechos caídos de tanto amamantar criaturas.

Una niña de cinco años se acurruca para defecar en el monte. El microcosmos que se apoderó hace tiempo de su sistema digestivo desecha los alimentos en forma de una diarrea verde, apestosa. No ha terminado cuando ya algunas moscas comienzan a invadir la escena. Al acecho, un perro espera a que la niña termine para alimentarse de esa plasta verde. Esta es la cadena alimenticia de la miseria. Aquí no se desperdicia nada.

Solo las moscas tienen la nutrición adecuada. Enormes y ruidosas, se aparean para después desovar en la espalda de las vacas, de los perros, de los niños. A los pocos días, la picadita se va abultando y adquiere vida propia. Es un tórsalo que comienza a moverse solo en la espalda de la vaca, del perro, del niño. Y pica, pica, pica con desesperación hasta que duele de tanto rasparse la espalda. Son gusanos que solo salen a pedazos, exprimiéndolos como una espinilla gigante, morada.

En esta tierra de morenos curtidos por el sol y disminuidos por el hambre y el trabajo del campo, vive El Gringo, un hombre blanco curtido por el sol y disminuido por el hambre y el trabajo del campo. Cuando llegó aquí, hace tres años, pesaba 282 libras. Ahora pesa 165, come de lo que le regala una vecina y aprovecha las pocas monedas que gana cuando le sale trabajo para comprar alcohol trasegado que le permita recordar su nombre y olvidar de dónde viene y por qué está aquí. La única persona que le ha tendido la mano en este macondo recuerda cuando apareció por aquí: “Cuando vino ni siquiera sabía usar el machete”, dice, burlándose.

El Gringo vive en una pequeña casa de bahareque, con ventanas de madera sin vidrio y con apenas tres prendas de vestir colgadas de una pita que atraviesa el cuarto. Una colchoneta roída y sucia le sirve de cama. Vive aquí de prestado. La dueña de la vivienda barre, mientras le cuenta que alguien le quiere quemar la casa. “Le estuvieron tirando piedras pero ninguna cayó en la ventana, yo pensé que se la iban a destruir”, dice. Los atacantes son algunos de los 10 hijos que ella trajo al mundo y que amamantó y crio hasta cuando tuvieron edad suficiente para asesinar a su propio padre. “De los 10, cinco me salieron buenos”, cuenta. Una noche, hace tres meses, dos de los otros cinco se sentaron a beber en familia con su padre. La conversa terminó en reyerta, hubo gritos y amenazas. “Lo salieron a perseguir y le pegaron con un palo. ¡Ay no!, les dije, ya me lo mataron. Pero no me hicieron caso. Ahí quedó el viejo. Muerto”. Ella misma los fue a denunciar a la policía, que los capturó días después pero que los dejó libres hace dos semanas. Han jurado volver para matar a su mamá.

“Tenga cuidado”, le dice la anciana al Gringo. “Una de mis hijas le va a quemar la casa para quitármela”. Esta mujer no sabe que El Gringo es salvadoreño. Ni que se llama Álvaro Rafael Saravia. Tampoco sabe que es piloto de aviones. Ella nunca ha visto un avión. Tampoco sabe que El Gringo participó en el asesinato de un arzobispo. Pegada a su falda camina su nieta, huérfana de padre, que tiene una hermosa sonrisa y una infección en un ojo.

30 años después de asesinar a monseñor Romero, el capitán Álvaro Rafael Saravia está en el infierno.

-Claro, es un castigo. Todo donde estaba metido yo era una podredumbre, todos andaban detrás del dinero como sea. Los medios no importaban, pero querían dinero. Enriquecerse.

-Usted también.

-Yo también. ¡Claro! Vaya a verme ahora. He aprendido a vivir con lo que tengo. He vivido con la gente que realmente sufre. Pero sufre una calamidad espantosa. ¡La peor desgracia del mundo! ¡La pobreza! ¿Cómo no iba a ser guerrillero el hombre si estaba viendo que sus hijos se estaban muriendo de hambre? Y cuando iban a cagar cagaban lombrices. Yo agarro mi fusil y me voy a la verga. No lo espero dos veces. Ni tres. Ni necesitan convencerme mucho.

-Hoy la está viviendo.

-La estoy viviendo. En carne propia. Si algún día yo pudiera hacer algo por esa gente lo hago. Aún tomar las armas.

-Cómo da vueltas la vida.

-Ha dado vuelta mi vida. Terriblemente. Y he sufrido a la par de esa gente: que no hay maíz. Vayan a cortar guineos pues. En veces hay maíz y no hay con qué. Entonces a la tortilla hay que echarle sal. Entonces se come con sal. Y en veces no hay. Yo tengo una familia enfrente. A veces me dejan unas cuatro tortillas. Y si eso es ser comunista… Es comunista. En aquel tiempo para todos los que estaban es comunista. Que lo saca, lo trompea de la casa y decirle hijueputa vos andás con la guerrilla. Cambia la vida. Esto no es vida.



***

Debajo de la cama de Álex “El Ñoño” Cáceres hay dos botellas de whisky y tres de champán. Las esconde cada vez que se va de viaje, pero sus inquilinos saben perfectamente dónde encontrarlas. En esta casa de la colonia San Benito, los hombres que conforman el equipo de seguridad de Roberto d´Aubuisson pasan algunas noches aprovechando que el propietario vive en Miami.

Fernando “el Negro” Sagrera y el capitán Saravia destapan una botella de whisky y comienzan su propia fiesta. Su jefe se ha ido a San Miguel todo el fin de semana, a la casa de unos amigos. Aún no ha vuelto.

Afuera, en el parqueo y la caseta de seguridad de la casa, hay al menos 12 hombres esperando instrucciones. Es domingo, un día tranquilo para la fiesta pero agitado para la política porque es el día en que el arzobispo de San Salvador, monseñor Óscar Arnulfo Romero, celebra misa en catedral y aprovecha la homilía para hablar sobre la situación del país. “Se hablaba de que la homilía de Romero, que era un hombre que estaba alebrestando a la gente… Eso era comidilla del día en todos lados, la homilía de Romero”, recordará después el capitán Saravia.

Este domingo, 23 de marzo de 1980, monseñor Romero ha dicho unas cosas tremendas. Le habló a los soldados, a los guardias nacionales, a los policías… a todos los cuerpos de seguridad, para decirles que no deben matar a sus hermanos campesinos. Les dijo que la ley de Dios prohÍbe matar y que esa ley prevalece sobre cualquier otra. Que no deben obedecer ninguna orden de matar a nadie. “En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, ¡les ordeno, en nombre de Dios: cese la represión!”.

Para el grupo al que pertenecen los dos que ahora beben whisky escocés, estas palabras solo pueden provenir de un comunista. Y el comunista es el enemigo. Es hora de matarlo. Pronto. Aún hay whisky para rato, cortesía de Álex Cáceres.



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Esquela de la invitación a misa del primer aniversario de la muerte de Sara Meardi de Pinto. El servicio religioso lo oficiaría monseñor Óscar Arnulfo Romero. Foto: El Faro.


Temprano en la mañana del 24 de marzo de 1980, el capitán Eduardo Ávila Ávila entra a la casa de Álex “El Ñoño” Cáceres y despierta a Fernando Sagrera y al capitán Saravia. Lleva en la mano un ejemplar de La Prensa Gráfica, abierto en la página 20, como prueba de que hoy es un buen día para matar al arzobispo. Esa página repite varias veces los dos apellidos del capitán Ávila Ávila. El periódico anuncia una misa conmemorando el primer aniversario de la muerte de la señora Sara Meardi de Pinto. Su hijo, Jorge Pinto; sus nietos y las familias Kriete-Ávila, Quiñónez-Ávila, González-Ávila, Ávila-Meardi, Aguilar-Ávila y Ávila-Ávila, entre otras, invitan “a la santa misa que oficiará el Arzobispo de San Salvador, en la Iglesia del Hospital de la Divina Providencia, a las 18 horas de este día”.

El capitán Eduardo Ávila Ávila les informa el plan: en esa misa será asesinado monseñor Óscar Arnulfo Romero Galdámez. Ya todo ha sido coordinado con Mario Molina y Roberto d´Aubuisson.

D’Aubuisson no está en esa casa. Se ha ido el fin de semana para San Miguel, a descansar a la casa de la familia García Prieto. Les dará las órdenes por teléfono. Ávila les notifica primero que ya tiene al tirador: un miembro del equipo de seguridad de Mario Molina; sólo necesita un vehículo. Eso les toca a ellos. “Mario Molina nos mandaba a pedir un carro… que había que contactar a Roberto (d´Aubuisson). El Negro Sagrera se puso a hacer unas llamadas y averiguó dónde se encontraba. Le hablamos por teléfono. El Negro Sagrera me dijo: ‘Quiere hablar contigo’ . Le dije ‘mire, mayor, ¿y de qué se trata esto? A mí me parece raro que nos vengan a pedir un carro’. Las palabras de él fueron: ‘¡Hacete cargo!’. Bueno, está bien, mayor, lo vamos a hacer. Pah. ‘Sí, ahí te lo voy a llevar, ¿a qué horas nos podemos juntar para darte el carro, pues?’, le dije (a Ávila). ‘Mirá -me dijo-, si con seguridad nos vemos unos... pongámosle una hora antes de la muerte de Romero’”. A las 5 de la tarde, en el estacionamiento del hotel Camino Real.



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Mario Ernesto Molina Contreras nació en cuna de oro. Así se refieren a él y su familia oficiales activos y retirados del ejército. Hijo del coronel Arturo Armando Molina, uno de los militares más poderosos en El Salvador del siglo XX y que presidió el país entre 1972 y 1977, Mario Molina creció con las comodidades con las que crece el hijo de un presidente militar salvadoreño del siglo XX: con seguridad, impunidad y dinero asegurado; con el sello de nobleza militar; con viajes al extranjero; con los beneficios de ser la parte más alta de la escala social de los uniformados.

Hijo del coronel Molina y hermano del general Jorge Molina Contreras, que fue ministro de Defensa del presidente Antonio Saca, Mario llevó una vida privada y apartada de la disciplina militar.

En la Casa Presidencial de su papá conoció a dos hombres con los que pocos años después coincidió en los movimientos ultraderechistas y que terminaron también involucrados en el asesinato de monseñor Romero: Roberto d´Aubuisson revisaba y ordenaba los archivos de inteligencia y Álvaro Rafael Saravia formaba parte del equipo de seguridad de avanzada del presidente Molina.

En esa Casa Presidencial, según Saravia, se reunió un grupo de guardias nacionales que posteriormente conformaron el equipo de seguridad privado de Mario Molina y de donde salió el hombre que terminó con la vida de monseñor Romero. “Eran miembros numerarios de la Guardia Nacional que le daba protección al presidente de la República. Ahí estaba gente civil. No andaban uniformados. Acompañaban al presidente en las giras. Entonces Mario Molina era el hijo menor de ellos. Ya le quedaron específicamente a él de seguridad porque ya los conocía”.

Molina, mencionado en el informe de la Comisión de la Verdad y en el de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, ha logrado mantener un bajo perfil durante todos estos años, alejado de la vida pública.

Su hermano Jorge, el ex ministro de Defensa, ni siquiera está seguro de que el hombre mencionado en el informe de la Comisión de la Verdad sea su hermano: “¿No será otro Mario Molina? Hay muchos que se llaman así”. El general informa que su hermano Mario se encuentra fuera del país.

Pocos de los involucrados han dado alguna vez su versión de los hechos. El capitán Ávila Ávila se pegó un balazo pocos años después; el mayor D´Aubuisson murió de cáncer y Mario Molina nunca ha contado su historia. Ahora habla Saravia, el lugarteniente de Roberto d´Aubuisson, quien confiesa su participación en el crimen y el involucramiento de su jefe.



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La casa del empresario Roberto Daglio es, como varias de las casas de seguridad, un centro de diversión para algunos de los hombres que rodean al mayor D´Aubuisson. Aquí se realizan entregas de drogas, por las noches llegan camionetas con prostitutas y corren el alcohol y la cocaína. La seguridad hecha fiesta para treintañeros casados, armados y en plena fiebre anticomunista.

El dueño casi nunca está. Roberto “Bobby” Daglio, un hombre de negocios y piloto aviador, pasa la mayor parte del tiempo en Miami, Florida. Abrir su casa a los grupos ultraderechistas es solo una de sus muchas maneras de apoyar la lucha anticomunista desde la distancia.

Según documentos desclasificados del Departamento de Estado de Estados Unidos, Daglio pasó los primeros años de la década de los 80s reuniéndose en Miami con otros empresarios ultraderechistas en un grupo denominado “Miami Six”, que financiaba operaciones ilegales del grupo de D´Aubuisson. Ese grupo se dedicaba al terrorismo: ordenaba asesinatos, secuestros y la colocación de artefactos explosivos, financiaba a los escuadrones de la muerte y tenía como objetivo destruir cualquier intento de reforma en El Salvador y acabar con todos los comunistas.

Los otros integrantes de este grupo eran, según los documentos del Departamento de Estado que datan de 1981, el propietario de El Diario de Hoy (al que identifica en algunos documentos como “Viera Altamirano”, en otros como “Enrique Viera Altamirano” y en otros más simplemente como Enrique Altamirano, quien aún es director de El Diario de Hoy, el periódico de la extrema derecha salvadoreña); Luis Escalante; Arturo Muyshondt (en el caso de Muyshondt, el embajador estadounidense en el país, Robert White, admitió en una entrevista con El Faro que se había equivocado de nombre. "Estoy seguro de que se refería a su hermano, Roberto Muyshondt", dijo) y los hermanos Salaverría (Julio y Juan Ricardo).

En Miami, Daglio fundó con Enrique Altamirano la “Freedom Foundation”, o Fundación para la Libertad. Contrataron a la consultora Fraser para hacer lobby en Washington. Fraser se comprometió a cambiar la percepción estadounidense sobre El Salvador, influenciada por “periodistas amarillistas” que titulaban sus notas sobre El Salvador con “el asesinato de monjas estadounidenses y fotos de militares salvadoreños cometiendo excesos”, y no por el “significante esfuerzo del sector privado por responder a las legítimas aspiraciones y deseos del pueblo salvadoreño”.

El 24 de marzo de 1980, en la casa de Daglio, en San Salvador, Saravia coordina la entrega del automóvil desde el cual se disparará contra el arzobispo. Es un Volkswagen Passat, rojo, cuatro puertas, donado a D´Aubuisson meses atrás por Roberto Mathies Regalado, propietario de la agencia Volkswagen, como un apoyo a la lucha anticomunista. Nadie recuerda a nombre de quién estaba matriculado ese vehículo. Sarava también tiene que localizar a Amado Garay, su chofer, para que conduzca el carro.

“Tenía que localizar a Garay, tenía que localizar en qué carro iba a ir… Y desgraciadamente fue en ese carro rojo. O el carro que hubiera sido se hubiera sabido. No sabíamos la planificación. Íbamos a entregar un carro. Claro, sabíamos para qué se iba a ocupar el carro”, recuerda Saravia.

A las 4:30 de la tarde, en el estacionamiento de la casa de Daglio, Amado Garay espera paciente indicaciones de su jefe. Una empleada doméstica se asoma por una puerta de servicio para ofrecerle un pan y un refresco. Saravia y Sagrera están adentro de la casa.

Pocos minutos después, Saravia le ordena que conduzca el Passat hasta el estacionamiento del Hotel Camino Real. Pero antes de que Garay se suba al carro, entra a la casa un hombre fornido, bajo y con voz ronca. Es amigo de Sagrera, pero ha llegado a recoger un encargo. Este es, probablemente, el momento más estúpido en la vida de Gabriel Montenegro. El momento más equivocado, en el lugar más equivocado y con el vicio más equivocado. Una torpeza que va a lamentar el resto de su vida.

Aquí interviene, entonces, su amigo Fernando Sagrera. Le pide que los lleve a entregar el carro. Y se van, los tres, detrás de Garay, al estacionamiento del Camino Real.

No hay mucha vigilancia en el estacionamiento del Camino Real. Es un lugar movido, pero en el que a nadie le extraña ver a hombres armados en marzo de 1980. No hay restricciones de ingreso y está bien ubicado. A veces, algunos desconocidos pasan arrojando cadáveres a la entrada del hotel, pero los tiran afuera, en la calle. No entran.

Ambos carros se estacionan. Garay se queda en el Passat rojo y Montenegro en la Dodge Lancer blanca. El capitán Saravia y El Negro Sagrera se bajan a encontrarse con cinco hombres que ya están ahí, en una camioneta blanca. Un hombre alto, delgado, barbado, se sube en el asiento trasero del Passat rojo. Lleva un fusil.

-Lo metieron al carro y ahí les dije: ‘Bueno, sacate al motorista porque el motorista lo voy a llevar yo’. No, pero es que no tenemos, que tiene que manejar, porque el carro pidieron ustedes, no, que no sé qué. Entonces se metió el Negro Sagrera, como siempre, en esa mierda… ‘Mirá, hombre, dale, que no sé qué, que ya están en esto, que no puede fallar este asunto’. Por último, ¡otra vez vuelvo a meter las patas yo! Al ver que iba a fallar todo… ¡Andate, pues! Entonces viene Garay y se va. Se van para la iglesia.



-¿Y usted se queda ahí?



-No. Nosotros nos vamos a buscar la iglesia. Porque no conocía ni el Negro ni el Bibi ni yo dónde quedaba.



-¿Quiénes van a buscar la iglesia?



-Los tres que estábamos en el carro. Encontramos la iglesia después de un rato y nos parqueamos enfrente. No enfrente, aquí (a un costado de la entrada).



-Y no lo habían matado todavía.



-No. Ahí estábamos parqueados nosotros, no habíamos pasado ni cinco minutos cuando se oyó el disparo. Si es que esos fueron llegando y matándolo.



-¡O sea que usted estaba enfrente de la iglesia cuando lo mataron!



-Sí, estábamos nosotros. Ahí estaba el Negro Sagrera, Bibi Montenegro y yo en la parte de atrás del asiento del carro.



-¿Y veía?



-No, no, no. Solo la entrada se miraba. Y el carro estaba parqueado, ese Volkswagen. El carro salió para abajo y dobló a donde estábamos nosotros. De ahí se perdió y nosotros dijimos vámonos.



-¿Y por qué decidieron ir?



-Bueno, nosotros fuimos… hasta imbécil parece ser tal vez… Por saber, por curiosidad, por ir a ver. Ridículo, ¿verdad? Ridículo.



***

Se presenta como un fascista. Lleva una gorra que dice “KGB. We are still watching you”, jeans y una camisa de leñador. Porta un bigote blanco y tupido, cuyos extremos rozan la barbilla, en un estilo que los expertos llaman “camionero” o “trailero”. Gabriel Montenegro, un hombre que lleva casi 30 años viviendo en Norteamérica, acude a la entrevista sin saber exactamente de qué vamos a hablar. “No soy nazi, soy fascista, que es distinto”, dice, para abrir el encuentro. “Creo en las organizaciones de los gremios, y controladas desde arriba. Como en los tiempos de mi general Maximiliano Hernández, que no había mareros. A los ladrones la primera vez el primer dedo. La segunda vez el otro, y así hasta la mano. A los violadores los castraban y a los asesinos les aplicaban la ley fuga”.



Cuando le digo que sé dónde estuvo él el 24 de marzo de 1980, su primera reacción es negarlo. “Eso es falso”, dice. Después pide acogerse a “la Quinta Enmienda”, una provisión estadounidense que da derecho a guardar silencio para no autoincriminarse. Comienza a ver nerviosamente a su alrededor. Con una paranoia que se contagia. Yo también comienzo a ver alrededor, buscando entre las mesas de esta cafetería una mirada torva ocultándose detrás de un periódico o alguien hablando solo, con la boca torcida y un alambre discreto alrededor de su oreja. No encuentro nada. Sigo la mirada de Montenegro, como quien busca algo en el cielo sólo porque la persona de al lado dirige su mirada hacia arriba. En una mesa contigua hay dos chicas que recién estrenan la mayoría de edad. Una lleva falda escocesa a cuadros y una camisa manga corta, blanca. La otra parece recién bañada, lleva jeans y una camiseta amarilla. Toman café y conversan como conversan todas las chicas de esa edad, con una seguridad adulta, madura para sostener el cigarillo y darle una bocanada, pero con la sonrisa naïf que devela que aún no han terminado de desarrollarse. Montenegro les fija el reojo. Las observa, intentando que ellas no vean que él las está viendo. A mí no me parecen agentes de nada, pero él sabe más que yo de estas cosas. Las colegialas se han convertido ya en sospechosas.

Montenegro enciende su tercer cigarro en 15 minutos, y yo comienzo a leerle el testimonio de Saravia. Da un trago a su botella de agua, observa con dureza a las agentes de la mesa contigua y fuma con intensidad. Le tiembla la quijada. Cuando termino, la sangre se le ha subido a la cabeza y parece que va a estallar en cualquier momento. “Llevo 30 años huyendo de ese día”, dice. En eso se parece al Capitán Saravia. “Ni siquiera mi familia sabe que yo estuve ahí. Pero no le voy a dar declaraciones”. Nos despedimos con su confesión sin narración. Al siguiente día, Bibi Montenegro llega al mismo café, pero dispuesto a contarme su 24 de marzo de 1980.

“Yo llegué a esa casa a recoger ciertas cosas que eran para mi consumo, ellos me pidieron un ride y yo se los di. Les dije hay que esperar a esta persona, me dijeron no te preocupés, aquí tenemos nosotros un poco, venite, danos el ride”.

Bibi Montenegro conduce su camioneta Dodge Lancer blanca hasta el estacionamiento del Camino Real. Anda armado con una Colt 45, y cargado con su medicina. A su lado, Fernando Sagrera. Ha traído un arma automática, una subametralladora Hechler & Koch MP 5. Atrás, un hombre del que Bibi Montenegro había escuchado muchas historias, pero al que mira por primera vez: Álvaro “el Chele” Saravia. Este lleva las dos pistolas que siempre carga: una en la cintura, 45 gold K, y otra en el tobillo, la 380. Cuando llegan al estacionamiento del hotel, Montenegro estaciona su camioneta muy cerca del Volkswagen Passat que conduce Amado Garay, y sus dos acompañantes se bajan a discutir con otros hombres. Bibi se queda en el carro, inspeccionando su medicina. Alcanza a ver a un hombre alto y barbado, con un rifle, meterse al Passat, y cuando Saravia y Sagrera regresan, el Passat arranca y se va. Montenegro y sus acompañantes deciden ir también a la Divina Providencia.

-Yo creí que se iban a dar verga con algún militar o algún hijueputa que lo cuidaban. Yo andaba preocupado por mi asunto que fui a traer y nada más -dice Montenegro.

Partieron a la colonia Miramonte y se detuvieron dos veces en el camino para preguntar dónde quedaba la iglesia. Cuando la encontraron, se estacionaron a unos 50 metros de la entrada, sobre la calle.

-Me miraban a mí bastante nervioso y yo les decía: ¡Puta, miren, aquí nos puede agarrar la policía con estas cosas y va a ser un problema!

Saravia y Sagrera volvieron a bajarse del carro. No llegaron hasta la puerta de la iglesia. A casi una cuadra de distancia, esperaron apenas unos segundos hasta que se escuchó el disparo que mató a monseñor Romero. Uno solo. Un estruendo que algunos de los presentes en la misa recuerdan como un bombazo. Una explosión potente, sin silenciador. Un estallido que Gabriel “Bibi” Montenegro no alcanzó a escuchar. Él seguía adentro del carro, concentrado en su medicina.

Saravia y Sagrera se subieron y la Dodge Lancer blanca, con Gabriel Montenegro al timón, partió de regreso a la casa de Roberto Daglio. El conductor no recuerda la conversación en el carro. “Yo iba tan fuera de mí, porque yo había estado tomando mi medicina, que yo no iba poniéndole atención a eso. Yo iba poniéndole atención a que no hubiera un retén. Y yo todavía pregunté: ‘¿Qué pasó?’ ‘No, nada, dale. Andá a dejarnos’. ‘¿Y ahí va a estar la persona?’ ‘Sí, hombre, no te preocupés, quedate con lo que te dimos.’ ‘Ah, vaya, vergón pues’”.

Tres décadas y ocho operaciones de corazón después, Gabriel Montenegro enciende otro cigarillo. Suspira y los ojos se le humedecen. Le tiemblan la quijada y el bigote. Aprieta los dientes. El cigarro parece sostenido por una mano con Parkinson. Tiene cólera, dice, contra los que le cambiaron la vida ese día. “Si yo hubiera sabido a qué íbamos, quizás no hubiera pasado. Hubieran sido otros los dos muertos”. Otros dos, en un carro en el que iban tres. “Hubiera hecho lo imposible por evitarlo. Sin embargo, como me tuvieron a mi de pendejo ahí, a un pobre adicto dándole su droga. Pero ahora tengo 27 años de estar limpio, gracias a Dios y de los amigos que están allá arriba”.

Según él, hasta el siguiente día se enteró de dónde había estado la tarde anterior. Supo que había ido a matar a monseñor Romero y se alejó para siempre de aquel círculo de salvadores de la patria, de drogas y prostitutas.

Le pregunto si alguna vez le reclamó a D´Aubuisson y a su gente por el crimen. “Sí. Se los reclamé. Y me recordaron que todos los días aparecía gente en las calles. Después en las noticias salió de un carro blanco. Entonces yo le hablé a una amistad y le dije ‘¡Puta, mi carro es blanco, cabrón!’… ‘Deshacete de ese carro y te damos otro’, me dijo. Y ahí cambió mi vida, pues”.



***

Fernando Sagrera y Álvaro Rafael Saravia eran inseparables. Así los recuerda Marissa d’Aubuisson, hermana de Roberto y creadora de la Fundación Romero. “A todos lados iban juntos, siempre los veía con Roberto”, dice. Saravia en el asiento de adelante, junto al mayor. Sagrera en el de atrás.

Una vez, coincidió con su hermano en la casa de su mamá. Afuera, en una camioneta Cherokee, Saravia vigilaba. Marissa se acercó a hablar con él. “Le dije que si estaba blindada y me dijo que sí, pero que la mayor protección era la pintura. ¿Por qué?, le pregunté. ¿Es antibalas? No, me dijo. Pero tiene tantas capas de pintura que ya resiste todo. Un día es gris y al otro día negra”.

Otro día, su hermano insistió en llevarla a su casa. Ella se negó, porque no creyó muy conveniente para su seguridad personal que los vecinos se enteraran del parentesco con el mayor. Pero ante la insistencia de su hermano, se subió a la camioneta. “No se podían poner bien los pies, porque venía forrada de armas”, dice.

Estacionaron el carro a varias cuadras. Sagrera y Saravia se bajaron, y caminaron con ella hasta su casa. En esos días los dos estaban gordos. El Chele y el Negro. “Es que Roberto no podía dar un paso sin que anduvieran estos dos atrás. Para todos lados iban juntos”.



***

Fernando Sagrera siempre ha sido hombre de llegar temprano a casa. A las 7 u 8 de la noche. No sabe qué hacían sus amigos después de esa hora, pero él, dice, jamás se metió en nada. Por eso le extraña que tres personas distintas -Amado Garay; el capitán Saravia y Bibi Montenegro- lo involucren con los hechos. “Yo no tengo nada que ver”.

Le extraña más aún el hecho de que estas tres personas no tienen comunicación entre sí, y que dos de ellas coincidan en su versión “difamatoria” justo 30 años después. Le extraña tanto, dice, como cuando lo interrogaron de la Comisión de la Verdad por este mismo crimen, y él les aclaró que no había tenido nada que ver, y aún así lo mencionaron en su informe. O enterarse, justo ahora, de que también es señalado en el informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Pero todas estas acusaciones son falsas. ¿Dónde estaba, entonces, Fernando Sagrera, el 24 de marzo de 1980? “No me acuerdo. Si para mí es un día común y corriente. ¿Cómo me voy a estar fijando qué pasó?”

De Saravia nunca fue amigo, “porque estaba loco. Ese es un alcohólico demente”. Fue, eso sí, amigo de Roberto d´Aubuisson. Muy amigo. “Ese es mi pecado. A Saravia solo lo veía cuando me daban ride a algún lado”.

Tampoco ha matado a nadie, ni participó en operaciones clandestinas. “Fui borracho y pendenciero, eso sí. Pendenciero de esos de darse verga. Pero nada más”.

Sagrera tiene un rostro que no debió haber parecido inocente ni siquiera cuando era un bebé. El ceño fruncido, dos bolsas oscuras debajo de los ojos y un bigote cano componen la fachada de un hombre que durante toda su vida fue conocido como rudo, malencarado y poco sofisticado. “Siempre fue rústico”, dice un amigo suyo.

En 1979, cuando abrieron la pista de carreras de El Jabalí, Fernando Sagrera se asoció con Elías Hasbún y juntos formaron un equipo de autoracing que competía con un Aston Martin propiedad del terrateniente Juan Wright. El carro era ligero, y para llevarlo a la meta de salida Sagrera lo halaba con una cuerda y se paseaba frente a los pits de los demás corredores, amedrentándolos con el Aston Martin a cuestas. A su equipo de carreras, los demás competidores lo bautizaron como los “Really Rotten”, los verdaderamente podridos.

Tiene el cuerpo marcado por las huellas de una quemada. Cuando Napoleón Duarte ganó la presidencia sobre el candidato de Arena, que era Roberto d´Aubuisson, en 1984, Sagrera intentó hacer una barbacoa de documentos de la campaña, y el fuego se le vino encima. Tuvieron que llevarlo a Estados Unidos, a un hospital militar, a curarlo, a pesar de que él no era estadounidense y de que ni siquiera tenía visa de ese país. Lo metieron por el sistema militar.

Mientras estaba postrado, recuperándose, lo vinieron a interrogar hombres que, cree él, eran de la CIA. “Más que todo andaban detrás de las armas que entraban aquí a El Salvador, (creían) que yo las traía y yo las financiaba”. Ante la presión de los interrogatorios, dice, se fugó del hospital. “Para salirme del hospital me hice chero de un gringo, me fui a las 9 de la mañana y él me tuvo en su casa. Y me obligaron a venirme clandestinamente”.

Sagrera fue, según el capitán Saravia, “la única baja que tuvimos durante toda la guerra”. Además de la quemadura, Sagrera recibió un balazo que él mismo se pegó, sentado en una camioneta.

Sobre el asesinato de monseñor, Sagrera no recuerda mucho. A pesar de que antes ya ha dicho que le extraña haber visto su nombre en el informe de la Comisión de la Verdad, ahora dice que ni siquiera sabía que su nombre aparece en el informe de la Comisión de la Verdad. Porque no lo ha visto. “¿A usted no le sucede que cuando usted no tiene en algo que ver, usted no ocupa la palabra 'a mí me vale verga porque yo no tengo nada que ver en eso?'”

De Bibi Montenegro tampoco fue amigo. Le digo que yo sé que el 24 de marzo él iba en una Dodge Lancer blanca, rumbo a la iglesia de la Divina Providencia.

-Fíjese que no me cuadra. No me acuerdo, no tengo... no sé.

-Había una tercera persona en ese carro, un amigo suyo. ¿Lo recuerda?

-No.

-Bibi Montenegro.

-¿Este Montenegro de cuáles Montenegros?

-Bibi Montenegro, su amigo.

-Vaya le negaría que no... hoy ya me hizo clic, ¿veá? Sí lo conozco, pero no somos ni amigos ni nada. Yo lo he visto cinco veces en mi vida... tal vez, cuatro.



***
Fachada de dónde funcionaba el taller Voglione, en 1980. Entonces, ocupaba un local alquilado en la colonia La Rábida de San Salvador. Foto: Mauro Arias.

Elías Hasbún recuerda con mucho entusiasmo los días de los “Really Rotten” en El Jabalí. Él y Sagrera, corriendo juntos, y el tercer amigo en el apoyo: Gabriel “Bibi” Montenegro. “Siempre llegaba, como éramos muy amigos, llegaba con su esposa a todas las carreras. El Bibi era como el fan del equipo, después nos íbamos juntos todos”.

Hasbún, conocido como “Urly” en el mundo de los automóviles, todavía corre y todavía, también, mantiene un tallercito especializado en autos de carrera. En 1980 el taller Voglione ocupaba un local alquilado en la colonia La Rábida de San Salvador, a una cuadra de la embotelladora Canada Dry. Ahí varios talleres operaban en el mismo espacio, abierto. Hoy ese edificio es la ampliación de la fábrica de plásticos Mondini. Ahí, asegura el capitán Saravia, llevaron el Passat rojo cuatro puertas desde el que fue asesinado monseñor Romero: “Se le dio la misión al Negro Sagrera, de decirle mirá que ese carro hijueputa que no… Que se bote, que se queme. Detrás de la Canada Dry hay una calle. En esa calle hay un taller. El Negro Sagrera dice que a ese se lo llevó. Que a esta persona de aquí se lo llevó para que lo destruyera”.

Hasbún dice que no recuerda quién llevó ese carro. “Sí me acuerdo que lo vi ahí, un Passat rojo. Nuevito. Un día llegó y después me enteré que estaba metido en lo de monseñor Romero, pero ya no pregunté más porque en esos días era peligroso andar averiguando. Me quedé calladito”. El carro, dice Hasbún, permaneció casi un mes en ese taller, hasta que un día desapareció y no supo nada más.


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Retrato hablado del supuesto tirador que mató a monseñor Óscar Arnulfo Romero el 24 de marzo de 1980 y que es parte del archivo judicial del caso.

Dos o tres días después del asesinato de monseñor Romero, el grupo de D´Aubuisson sostiene una reunión en la casa de Eduardo Lemus O´byrne. Saravia conoce de esta reunión, porque él mismo, saliendo de ahí, fue a pagarle al hombre que disparó contra monseñor Romero. Fue a pagarle por sus servicios.

“Yo no conocía al tirador. Ese día lo vi yo en el carro, meterse al carro de barba. Y después le fui a entregar yo personalmente los mil colones que le entregó, que los pidió prestados D´Aubuisson a Eduardo Lemus O´byrne. En la casa de él estábamos nosotros cuando llegaron a decirle que… ¡A cobrar! Y Roberto d´Aubuisson jamás manejaba dinero. Le prestó mil colones a este para entregárselos.”

Eduardo Lemus O´byrne es un conocido empresario salvadoreño. Ha sido presidente de la Asociación Nacional de la Empresa Privada, propietario de granjas avícolas y un hombre muy conocido en los círculos empresariales centroamericanos.

Fue un acérrimo enemigo de la reforma agraria, desde los tiempos del coronel Molina, y se acercó, casi de manera natural, al grupo de D´Aubuisson. De Saravia y Sagrera dice: “Esos eran unos matarifes. Yo con ellos nunca tuve nada que ver. Yo defiendo principios, pero estos se habían vuelto guerreros y mafiosos”. Asegura que nunca, nunca le dio dinero a D´Aubuisson y que, si le hubiera pedido mil colones para dárselos al asesino de Romero, sin duda lo recordaría. “Y no, no recuerdo esa reunión. Esa reunión nunca pasó”.

Lemus O´byrne se separó de D´Aubuisson y los fundadores de Arena poco después. El 14 de septiembre de 1982, su cuñado, Julio Vega, piloto aviador, desapareció en una pista aérea en Guatemala. “Creo que lo eliminaron porque andaba traficando armas para el FAN”, dice Lemus. El FAN era el Frente Amplio Nacional, un movimiento paramilitar dirigido por D´Aubuisson que sentó las bases de Arena.

La viuda de Vega se casó poco después con D´Aubuisson, y Eduardo Lemus O´byrne aún no descarta que haya alguna relación entre el homicidio y la relación amorosa. Solo eso explica que, cuando uno de sus amigos comenzó a investigar el crimen, pronto fue amenazada su vida: “Lo trató de matar el grupo de D´Aubuisson, Sagrera y Saravia. Entonces yo le dije a Roberto: conmigo no estés jodiendo, que yo sí te voy a quebrar el culo”.

El capitán Saravia insiste en que el dinero lo puso Lemus O´byrne. “Dio los mil pesitos. Yo mismo se lo fui a entregar. Llegué donde él y le dije, mirá, dice Roberto d´Aubuisson que no quiere saber ni mierda de vos, que te arreglés con tu jefe”.

El dinero se lo fue a entregar al estacionamiento de un pequeño centro comercial en el oeste de San Salvador, llamado Balam Quitzé. Ahí lo esperaba el tirador, ya sin barba, acompañado de Walter “Musa” Álvarez, un extraño hombre que murió asesinado poco después.

“Dio el pisto. Dio los mil pesitos, se los fui a dejar yo y le dije lo siguiente. ¡De ahí yo jamás! De ahí lo empecé a ver a este, a cómo se llama, al, al… llegaba a las oficinas de Daglio, así pasaba. Y (Jorge) “el Chivo” Velado ya era un hombre de edad, andaba con él exhibiéndose. El tipo en la calle y él manejando. Y no sólo lo vi yo, pues. Y le ha de haber dicho a la gente “este fue el que lo mató”. Él sabe los movimientos correctos de él”.

Jorge Velado es ya un hombre mayor. Fue fundador de Arena y trabajó al lado de D´Aubuisson durante muchos años. Pero eso, dice Velado, nada tiene que ver con el asesinato de monseñor Romero. Solo después de varias semanas de intentos de hablar con él, Velado acepta hacerlo brevemente y por teléfono. “Yo no conocí a ese Saravia, y no me anduve paseando con nadie nunca. Yo de eso no tengo nada que decir”.



***

El capitán Álvaro Rafael Saravia posa debajo de un cuadro de la última cena. La fotografía fue una petición expresa de Saravia. Foto: Carlos Dada.

Marissa d´Aubuisson recuerda otra escena: pocos días después de la muerte de monseñor Romero, comenzaron a circular los rumores de que Roberto d´Aubuisson había ordenado el asesinato.

Su hermana mayor decidió averiguarlo y confrontó al hermano paramilitar. “Roberto, dicen por ahí que vos tuviste algo que ver con la muerte de Romero”. El mayor D´Aubuisson respondió: “Mirá, mejor callate si no sabés, porque al que mató a ese hijueputa le van a hacer un monumento”.

El asesinato, y los rumores del involucramiento de D´Aubuisson en los escuadrones de la muerte, ayudaron a consolidar su liderazgo entre las filas de la extrema derecha salvadoreña, y lo convirtieron en ícono de la lucha anticomunista.

Algunos años después de participar en el asesinato de monseñor Romero, el mayor Roberto d´Aubuisson se convirtió en candidato presidencial, presidente de la Asamblea Constituyente de 1985 y figura mítica, padre y guía de la derecha salvadoreña. El partido que fundó, Arena, gobernó El Salvador durante 20 años, hasta que en marzo de 2009 fue derrotado en las urnas por la ex guerrilla, el FMLN.

Saravia, trastornado por el giro que ha dado su vida y su contacto directo con la pobreza y la marginalidad, ha cambiado ya también su manera de ver el mundo. Ahora quisiera fusilar al mismo hombre al que él le entregó mil colones. “¡Que lo fusilen!… Porque no hay pena de muerte en El Salvador, pero merece la muerte. Quisiera creerlo así y quisiera confrontarlo. Porque él sabe. Y si está vivo, ¿qué mejor que agarrarlo?”

Sobre la participación de Roberto d´Aubuisson: “Me dijo: ‘Hacete cargo’. Hacete cargo de entregar el carro, pues. ¿verdad? Ahora, que a la larga, ¿sabe qué pensé yo? Esa fue una orden de matar, pues. ¿Verdad? Yo lo pensé. Yo lo pensé. Yo no sé ciertamente si D´Aubuisson se metió en ese asunto y el pendejo fui yo, que en todo estoy yo, sabiendo lo que sé y lo que le estoy contando quiero saberlo también, y si no me cago en la madre de D´Aubuisson yo. ¿Ah? Por lo menos tengo más…”.

El padre Jesús Delgado, biógrafo de monseñor Romero y quien desde hace años promete que algún día, en un libro, revelará quiénes ordenaron el asesinato del arzobispos, asegura que el mayor Roberto d’Aubuisson fue solo una pieza operativa, no el autor intelectual del asesinato. “A Duarte se le hizo muy fácil descargar toda la responsabilidad en una sola persona. D’Aubuisson sí participó, pero no lo ordenó”, dice.


Con el capitán Saravia pactamos un nuevo encuentro en una cafetería de pueblo. Cuando él llegó, me encontró sentado a una mesa justo debajo de un cuadro que representaba la última cena. Se detuvo a verla.

-¿Por qué se vino a sentar aquí?

-Era la única mesa que quedaba libre, capitán.

¿Ya vio? Se vino a sentar debajo de la última cena. Eso tiene que ser una señal.

Me dijo que quería una foto bajo la última cena, y se la tomé con un celular. Abusé y le pedí que posara frente al cartel de Se Busca en el que aparecía su foto, y aceptó. Ya en esas, le dije que la próxima vez vendría con un fotógrafo, y aceptó también.



La última vez que nos reunimos, recién había terminado una labor agrícola que le dejó unos cuantos reales machete en mano. Lo encontramos rasurado, con el cabello recién cortado y unas gafas nuevas. “Ahora sí, tómenme las fotos que quieran”.

Aprovecho para ponerle la grabación de la última misa de monseñor Romero. El capitán frunce el ceño, y escucha atento. Monseñor dice sus últimas palabras: “Que este cuerpo inmolado y esta sangre sacrificada por los hombres nos alimente también para dar nuestro cuerpo y nuestra sangre al sufrimiento y al dolor, como Cristo, no para sí, sino para dar conceptos de justicia y de paz a nuestro pueblo. Unámonos pues, íntimamente en fe y esperanza, a este momento de oración por doña Sarita y por nosotros”.

Se escucha una explosión y el capitán Saravia se estremece. Da un pequeño brinco en la silla. Una corriente eléctrica recorre su cuerpo y se detiene en sus ojos, que ahora sí se abren completamente detrás de sus gafas nuevas y se humedecen. Me mira fijamente sin decir nada por un par de segundos. Respira profundamente.

-¿Ese es el disparo?
-Sí, capitán. Ese es el disparo.


Tomado de: http://www.elfaro.net/es/201003/noticias/1403/