ELECCIONES 15 DE MARZO 2009 EN EL SALVADOR

SIN PRISA PERO SIN PAUSA, ALERTA TODOS!!!

MIRIELA FERNÁNDEZ LOZANO
Si bien los pronósticos que anunciaban el avance del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMNL) en las elecciones legislativas y municipales fueron certeros, todavía deberá recorrerse un complejo trayecto hacia las presidenciales del 15 de marzo, en el que la derecha continuará su campaña para intentar frenar el cambio.

El FMLN dio un paso crucial al convertirse en la primera fuerza política del país. No solo sumó más asientos a los 32 que poseía en la Asamblea Legislativa, sino que, con relación a las votaciones municipales, saltó la cifra de 58 hasta conseguir más de 80 alcaldías, de los 262 concejos en disputa.

Además alcanzó territorios estratégicos pertenecientes a la oligarquía, como La Unión e Izalco, este último, escenario de una importante rebelión indígena en 1932.

La gobernante Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) perdió algunas de las 147 alcaldías, que tenía en sus manos desde el 2006, hasta quedar en 108, según el actual conteo, de la jornada electoral del pasado domingo.

También en la capital, San Salvador, Norman Quijano, candidato de ARENA, superó por dos puntos a Violeta Menjívar, representante del FMLN. Luego de conocer estos resultados, el presidente Elías Antonio Saca aseguró que los comicios fueron "una gran victoria" para su partido.

Las páginas de la Prensa Gráfica y de otras publicaciones del país también reflejaron posiciones similares, lo que no resulta extraño si se tiene en cuenta que ARENA ha utilizado todo tipo de campañas y presiones para mantenerse en el poder a lo largo de dos décadas.

En los anteriores comicios, en asociación con Washington, amenazó con cerrar la entrada de remesas de los más de dos millones de salvadoreños que trabajan en Estados Unidos. Más recientemente, el 18 de septiembre, la canciller Marisol Argueta, desde el American Entreprise Institute (AEI, Instituto Empresarial Americano), invitó a la Casa Blanca a intervenir de forma abierta en las elecciones si el FMLN avanzaba, e incluso, extendió sus pedidos al reclamar "la revisión de la llegada al poder de un número creciente de gobiernos antiamericanos" en la región.

Muestras de esa constante mirada al Norte, que han convertido al país en un indispensable aliado de Washington, han sido la implementación de políticas neoliberales y el apoyo a la guerra norteamericana en Iraq. El Salvador fue el único país del área que envió un batallón de soldados hacia la nación árabe. También el país ha sido reservorio de terroristas que, como Luis Posada Carriles, han organizado desde allí acciones criminales contra la Revolución cubana.

Bajo el mando de ARENA, el territorio salvadoreño no ha dejado de ser una tierra inhóspita para la paz, a partir de una cultura de la violencia que gana adictos cada vez más jóvenes; de ejecuciones, que evocan la historia de los escuadrones de la muerte, los mismos que segaron la vida al arzobispo Oscar Arnulfo Romero en 1980 y a miles de salvadoreños, y donde persisten las consecuencias de una crisis económica y social, que afecta, sobre todo, a quienes residen en zonas rurales.

En su programa de Gobierno, el FMLN ha planteado como prioridad la lucha contra la pobreza y la exclusión ––en el 2007, alcanzaba al 66% de la población––, y una de sus políticas insignias es erradicar el analfabetismo. También pretende generar más empleos; reformar de manera integral el sistema de salud; aplicar medidas contra la inseguridad en el país, y recuperar el papel del Estado en la economía.

Llevar adelante estas transformaciones no será fácil. Aun con mayor presencia en el Parlamento, el FMLN enfrentará un difícil escenario, a partir de la alianza de ARENA con partidos tradicionales derechistas como Conciliación Nacional y el Partido Demócrata Cristiano.

El periodista Mauricio Funes, candidato a las presidenciales de marzo por el FMLN, es la oportunidad de erigir otra realidad. Su principal contendiente será el ex director de la Policía Civil, Rodrigo Ávila, aspirante a la presidencia por ARENA.

Los salvadoreños saben que llevar al poder al FMLN, no solo significaría el cumplimiento de una deuda histórica, sino la recuperación definitiva de su soberanía.