Por Diana Barahona
Tomado del TROMPUDO
El presidente salvadoreño, Mauricio Funes, llevado al poder por el FMLN en marzo pasado para luego desvincularse del partido y hacer su propio gobierno, ha reconocido indirectamente los resultados de la farsa electoral en el país vecino de Honduras.
Durante su campaña, Funes rechazaba categóricamente tener afinidad alguna con el presidente venezolano Hugo Chávez y el ALBA, e insistía, más bien, en que sus referentes eran Inacio Lula da Silva y Barack Obama. Pero esos referentes han tomado posiciones contrarias frente al apoyo dado por Obama al golpe de estado del 28 de junio en Honduras y su legitimación subsiguiente mediante las elecciones falsas realizadas recientemente Los Estados Unidos cumplieron con su compromiso de reconocer las elecciones, pasara lo que pasara, pero Lula se ha resistido a las presiones para que él hiciera lo mismo.
Al arribar a Portugal para la Cumbre Iberoamericana, Funes y Lula expresaron opiniones divergentes sobre la farsa electoral que se estaba celebrando en Honduras. El presidente brasileño dijo que su país "no tiene nada que repensar" respecto a su decisión de desconocer las elecciones. Su posición es compartida por la mayoría de los países de América Latina y el mundo, con la excepción infame de los Estados Unidos.
Pero el presidente salvadoreño ha optado por obedecer a Washington, declarando en un comunicado que era sólo el gobierno saliente de Roberto Micheletti el que El Salvador se negaba a reconocer, y no el nuevo gobierno del terrateniente conservador, Pepe Lobo.
En una reformulación de la posición del Departamento de Estado, Funes agregó: “El Gobierno de El Salvador espera que el virtual ganador del evento electoral exprese su voluntad para iniciar un diálogo político que permita un acuerdo nacional que ponga fin a la crisis y conlleve a un gobierno de unidad, el restablecimiento del orden constitucional y la reconciliación en el hermano país”.
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