Por las declaraciones recientes del compañero SALVADOR SANCHEZ CEREN en Venezuela, donde se firmó el compromiso de marchar hacia el Socialismo del Siglo XXI, la prensa oscurantista ha puesto el grito en el cielo para enfangarse más en el lodazal al cual pertenece. Pero ya nadie les pone cuidado y la gente ve a la prensa plumócrata articulera como lo que es: un nido de ratas tratando de sobrevivir en terreno perdido.
Desde su fundación, el FMLN define en sus estatutos ser un partido revolucionario, socialista, de izquierda y eso lo sabe el pueblo que es al cual nos debemos; al mismo tiempo es el pueblo y no la oligarquía la que decidio catapultarlo al poder Ejecutivo. El FMLN tiene que decir a su pueblo cuál es la ruta a seguir para construir la sociedad que queremos, lo cual es lo que ha hecho firmemente el compañero Salvador.
El pueblo salvadoreño sabe bien que el neo-liberalismo es un sistema económico fallido y que arrastra al mundo hacia su destrucción, y que si la corrupta empresa privada lo sigue defendiendo, es, sencillamente, porque en este país la empresa privada se ha mantenido y ha hecho toda la vida sus negocios con el dinero del pueblo. Es hasta risible ver a billonarios aparecidos de la noche a la mañana en un país con una micro economía en permanente recesión; empresas que de vender sopa de cangrejos en la calle, aparecen hoy, como por milagro, con grandes edificios; negociantes que de un almacén cabizbajo del centro de la capital aparecen con enormes centros de compras. Esos son los milagros del neoliberalismo capitalista, producto del lavado de dinero del narcotráfico.
Los que critican a Salvador por haber firmado el compromiso con la construcción Socialismo del Siglo XXI, deberían de investigar los contenidos de esos acuerdos o deberían leer el Primer Plan Socialista de la Nación del Proyecto Nacional Simón Bolívar, o, sencillamente, tratar de interpretar el principio socio-económico de repartimiento socialista: De cada quien según su trabajo a cada quien según sus necesidades, sin dejar afuera a las personas que por condiciones físicas o mentales no puedan trabajar. Los que se oponen al proyecto revolucionario deberían, al menos, conocer esta famosa frase del Che: “El revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor”
Salvador, en su corto tiempo como ministro de educación, está tratando de erradicar nuestros males educativos, está ayudando a nuestra niñez y a nuestra juventud, tratando de unificar al magisterio nacional en aquella asociación original de principios revolucionarios que fue nuestra querida Andes 21 de Junio. Él es un ministro itinerante: es difícil encontrarlo en su oficina, pero es fácil encontrarlo en las escuelas, tanto rurales como urbanas. Él es un ministro que deja de ser ministro y se convierte en el maestro que fue en San Matías, en Texacuangos o en cualquier escuela donde prestó sus servicios y en los que se da cuenta que las necesidades son muchas y que las soluciones definitivas y rápidas son imprescindibles.
Oponerse a las nuevas corrientes de pensamiento es estar de acuerdo con el pillaje y explotación de las cuales han sido víctimas nuestros pueblos por más de 500 años; es tambien estar de acuerdo con la destrucción despiadada de nuestra ecología y con el robo descarado de nuestros recursos naturales y de nuestro patrimonio nacional; es estar de acuerdo en producir esclavos para la oligarquía y el imperio; es estar de acuerdo con la política de irrespeto a nuestras esposas, hermanas e hijas; es estar de acuerdo con la burda seudo formación ético-moral de los espejistas imperialistas y trasladada a nuestros pueblos a base de extorsión y propaganda soez; es estar de acuerdo con el saqueo descarado de nuestras naciones por los gánsteres impuestos a nuestros pueblos por los imperialistas; es estar de acuerdo con la explotación y prostitución de nuestra niñez; es estar de acuerdo con los golpes de estado y con la militarización extranjera de nuestras naciones; es estar de acuerdo con la descomposición social en la que la oligarquía y los imperialistas nos tienen hundidos.
Nuestros pueblos, en toda Latinoamérica, se han desangrado en búsqueda de justicia. Qué de malo tiene que se busque construir escuelas hasta en los últimos rincones, que se busque construir clínicas en toda la zona rural de nuestro continente? Qué de malo tiene que se busque desarrollar una democracia participativa donde todos tengamos voz y voto; que tengamos una sola moneda, un sólo ejército fuerte y unido, capaz de defender a nuestros pueblos contra el aventurerismo imperialista? Qué de malo tiene que Cuba exporte médicos y trabajadores sociales en forma gratuita para que curen a los pobres del mundo; qué de malo tiene que Venezuela comparta su petróleo con los pobres del Bronx y Harlem, que las artes populares se desarrollen, que todos tengamos derecho a trabajo y a un buen salario y que el producto nacional de nuestro esfuerzo se reparta proporcionalmente entre toda la ciudadanía y no sólo entre los explotadores productores de pobreza, de esclavismo y desesperanza. Es comprensible que cuando el pueblo tiene, los ricos dejan de ser dioses y se convierten en ídolos caídos.
Es mil veces preferible vivir en el anonimato y no venderse por prebendas que traicionen los intereses de la colectividad, al fin y al cabo la vida es corta, pero los hechos perduran y si somos productores de hechos sociales en contra de la paz y la justicia social, los pueblos son los encargados de juzgarnos y castigarnos por una eternidad.
Es obvio pensar que las hienas chillan y que los que ayer se consideraban leones intocables estén llorando como coyotes destetados. Los mismos que nos habían quitado nuestro ser, nuestro derecho a trabajar y a vivir en paz, nuestro derecho a la colectividad fraterna, son las mismas serpientes que ahora se arrastran buscando morder a las últimas victimas desprotegidas.
"Arderá Troya", balbuceó uno de ellos, pero lo que no se imaginó es que ya estaba ardiendo en su propia madriguera.
ADELANTE SALVADOR, HERMANO, EL PUEBLO TE APOYA!
Paul Fortis
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