02-abr-2009
Las relaciones internacionales se construyen a partir de las necesidades de desarrollo propias de cada país, no deben prevalecer sesgos ideológicos y políticos, pues las naciones se mueven por necesidades de cooperación, entendimiento y avance en los distintos campos; los gobiernos deben proceder con sensatez, dejar de un lado la estrechez mental y los anacronismos.
Las relaciones internacionales se construyen a partir de las necesidades de desarrollo propias de cada país, no deben prevalecer sesgos ideológicos y políticos, pues las naciones se mueven por necesidades de cooperación, entendimiento y avance en los distintos campos; los gobiernos deben proceder con sensatez, dejar de un lado la estrechez mental y los anacronismos.
Los tiempos han cambiado y la toma de decisiones es rápida y amparada en la supervivencia en un mundo cada vez más globalizado y regido por la ciencia y la tecnología.
En tal sentido, virtud muy principal de la autoridad es la que muestra, al presentar en forma definida, clara y precisa, sus puntos de vista, ya sea al ordenar o bien enfrentar y resolver problemas que le competen.
Vicio o defecto de la misma sería la indecisión, la tardanza injustificada, en una palabra muy de la época. "En la indecisión está el peligro", dice el presidente de Ecuador, Rafael Correa. Aplicar en su actuación el "suspenso" que tan interesante y atractivo es en las novelas policiales y en los filmes cinematográficos.
Si El Salvador quiere insertarse en el concierto de las naciones de avanzada del mundo, debe establecer relaciones diplomáticas, culturales y comerciales con todos los países, sobre todo con aquellos que manifiesten interés en invertir y comprar productos elaborados aquí.
Insistimos : no deben privar motivaciones ideológicas y políticas, tampoco debemos retardar el abordaje de un modelo general de relaciones internacionales.
El tiempo apremia, y cuanto más temprano el nuevo gobierno ponga en práctica el plan de emergencia para hacer frente a la crisis financiera y alimenticia, así como la de empleos, más pronto saldremos adelante.
Por qué asustarse ante una eventual apertura de relaciones diplomáticas con Cuba, China o Vietnam? Desde hace años, muchos empresarios salvadoreños mantienen relaciones con el gobierno socialista de la isla caribeña.
TACA cubre todos los vuelos internos en Cuba. Existe, además, otros tipos de transacciones económicas con la isla. Laboratorios López, por ejemplo, vende enormes cantidades de medicinas y ha establecido acuerdos para abastecer de determinados productos a clínicas, unidades de salud y hospitales cubanos. Centenares de compatriotas viajan anualmente a ese país hermano, por razones de salud o simplemente por turismo.
En El Salvador hay cantidad de técnicos cubanos asesorando distintas disciplinas deportivas. En almacenes y en ventas informales se venden variedad de productos elaborados en China.
Tantas veces hemos adquirido el arroz cultivado en Vietnam. No ha pasado nada. Son simples relaciones comerciales.
Sirvan estos ejemplos prácticos para demostrar que las relaciones se construyen a partir de necesidades de cada país.
Los cuatro gobiernos de Arena actuaron hipócritamente, pues aceptaron que técnicos deportivos cubanos asesoraran a dirigentes, entrenadores y atletas salvadoreños; lo mismo que empresarios salvadoreños mantuvieran intercambios comerciales con Cuba.
Recordamos que durante el gobierno de Francisco Flores, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), envió un equipo médico cubano para combatir una epidemia de dengue clásico y hemorrágico.
La población todavía les agradece el enorme aporte hecho para la sanidad de la nación. Hace menos de cuatro meses, por ejemplo, altos ejecutivos y propietarios de la línea aérea TACA estuvieron en la isla para conmemorar diez años de relaciones comerciales.
Esos empresarios no se han hecho comunistas ni son espías. Simplemente se han hecho más ricos, puesto que el gobierno cubano les paga en dólares contantes y sonantes los servicios prestados.
Esa forma de proceder de los regímenes areneros es un curioso juego de estira y afloja, con un paso para adelante y otro para atrás, tiran la piedra y esconden la mano. Es decir, mantienen esa perversa política de atacar y condenar a un gobierno por razones de "derechos humanos", de "falta de democracia y ausencia de libertades", cuando hipócritamente se niegan las violaciones sistemáticas que se producen en nuestro país.
Se amenaza con prohibir el "ingreso de cubanos" y, por línea contraria, se apoya a terroristas cubanos, como Luis Posada Carriles (muchos años viviendo aquí y con pasaporte salvadoreño), Orlando Bosh, Felix Rodríguez y muchos otros.
En el área cultural se cierran las fronteras a los libros editados en Cuba, e hipócritas funcionarios, como el dinosaurio Ministro de Seguridad, René Figueroa, advierte que "esos nocivos productos no pasarán por nuestras aduanas por su poder contaminante", mientras se acelera el contrabando de otros productos como la pornografía, la droga, el tabaco y el alcohol que sí son dañinos para la salud de los salvadoreños.
La cultura salvadoreña languidece y perece porque los gobiernos areneros no se han abierto al mundo, y únicamente han privilegiado las relaciones con países afines a su forma mercantilista de pensar.
Personas ancladas en el pasado que nunca entendieron el indudable beneficio que para la cultura y la educación nacionales reporta el conocimiento de la producción intelectual –presente o pretérita— contenida en la literatura universal, el buen cine, la danza, la música, la pintura y más expresiones del arte.
Tal parece que debido a oscuras y torcidas razones subconscientes que influyen en el ánimo de estas autoridades reaccionarias, han declarado una guerra a muerte, no únicamente a los buenos libros, sino lo que es más importante, a las ideas en ellos contenidas.
Allá en el fondo de las conciencias de tales funcionarios, como Federico Hernández Aguilar, de CONCULTURA; René Figueroa, Ministro de Seguridad; los diputados Guillermo Gallegos, Norman Quijano, Roberto D´Aubuisson, Julio Gamero y otros, como en un rescoldo de fuegos no apagados totalmente, sigue viviendo el espíritu, por ejemplo, de Hitler, al ordenar la incineración pública de libros que, subjetivamente, se calificaron de perniciosos.
Creen a pie juntillas que el mejor ejemplo de una verdadera labor de saneamiento mental y espiritual, sería hacer realidad la terrible ficción de Ray Bradbury, en su magnifico Fahrenheit 451, y a falta de un cuerpo de incineradores oficiales, duchos en aplicar la fórmula adecuada para convertir en cenizas el papel en que está consignada la producción de la cultura universal, se contentan con cerrarle las aduanas y las fronteras a esos dizque "monstruos envenenadores" que son los libros editados en Cuba. Proscriben su importación y con ello ponen a los salvadoreños "a salvo del virus pernicioso de las ideas".
Al fin y al cabo, un slogan de campaña era "Yo no entrego a El Salvador".Menos mal que la decisión que tanto beneficio traerá a El Salvador ya está tomada, pues el presidente electo, Mauricio Funes, ha reiterado que se abrirán relaciones diplomáticas, comerciales y culturales con Cuba; además se estudia el caso de China y de otros países del mundo.
En esta modalidad de "abrirse al mundo" saldrán ganando los empresarios, las manifestaciones culturales, artísticas y sociales. El deporte tendrá su espacio, así como las artesanías, uno de los rubros tan importantes en la economía del país.
Tomado del blog EL TROMPUDO
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