EL AMANECER DEL PUEBLO FARABUNDISTA
Paul Fortis
Esta es una Cantata Indefinida. Cuántos años los rosales de nuestro jardín fueron mancillados, cuántos años los pétalos rojos de nuestros tejidos cubrieron las calles sangrientas de la patria.
Cuántas veces nuestras madres dijeron: Mi hija no estaba preñada; pero es mi hija y descubrieron que les habían abierto el vientre y les habían metido la cabeza de algún hermano decapitado por los sicarios arenarcos.
Cuántas veces nos tocó enterrar a nuestros hermanos, cuantas veces nos toco abrir nuestra madre tierra buscando los cadáveres de nuestros hermanos. Lloré de niño en Izalco a donde fui llevado por mi padre para que me contaran los hombres y mujeres que habían vivido la masacre de hace 77 años, los horribles e indescriptibles días de incertidumbre por los que han estado marcada sus vidas.
Cuantos días de mi vida he recorrido con mis hermanos y hermanas a lo largo de la patria y fuera de la misma en nuestra búsqueda afanosa por la justicia y libertad.
Cuántos siglos de lucha ha puesto este pueblo insurrecto e irreverente para estar en este momento glorioso, cuánto hacemos y haremos por la libertad y unidad de nuestra patria aborigen, por nuestra amerindia para que el sueño de Farabundo Martí, de Simón Bolívar, de Fidel, del Che, de Sucre, de Mons. Romero de Miranda, de Sandino, de Ana María, de Shafik, y de todos los revolucionarios indoamericanos se tornen realidad.
Este triunfo no es sólo nuestro, aquí se rompe el nudo gordiano de la esclavitud de nuestros pueblos, adelante naciones del Caribe, adelante Sur América, adelante Centro América, la victoria del Pueblo Salvadoreño Es Vuestra, somos un pueblo digno, un pueblo aguerrido, un pueblo revolucionario, un pueblo sobreviviente a los más sangrientos ataques de la propiedad privada, de la institucionalidad de los oligarcas, de los Sicariatos mantenidos por el oprobioso Imperialismo Norteamericano.
En artículos pre triunfo escribí unos cuatro que se llaman “La Mazorca Se Desgrana” donde denunciaba al enemigo, porque para mí; Arena jamás ha sido una representación digna del pueblo, sino los enemigos del pueblo y como tal hay que verlos y tratarlos, en dichos artículos les decía a los areneros que ni siquiera el olote de la mazorca para que se limpiaran los traseros asquerosos les quedarían, y bueno aquí están los resultados.
Atrás van a ir quedando los cónsules y embajadores asesinos, como es posible que el carnicero de Santa Marta sea el Embajador en Honduras, otra pariente del sicario D’abuisson Arrieta se premia con un cargo diplomático en Guatemala y son hasta risibles los ladridos del ex presidente de los arenarcos Calderón Sol, exigiéndole al nuevo gobierno que respete los logros de Arena,
señores, por favor, si lo que ustedes lograron fue dejar las Arcas Vacías de la Nación, una nación hundida en la pobreza y la ignominia, en el crimen, la violencia y la desesperación, si no pregúntense, como a pesar del fraude horroroso del cual todos podemos dar testimonios objetivos, aun así, el pueblo lo rebasó y les metió una patada definitiva.
Ahora hay que recordarle a Gallegos y a Funes Coena, que todas sus ofensas por el fraude en las Villas Olímpicas Centroamericanas ha quedado grabadas en mi cámara y en el alma del pueblo valiente de Mejicanos que prácticamente se tomó las Villas y pusieron en vilo a los gusanos extranjeros dispuestos a votar y desenmascararon a los ogros areneros arriba mencionados.
Para Mauricio y Salvador nada será fácil, la cruz es pesada y el Vía Crucis es largo, pero ellos saben que el pueblo está con ellos y que toda la militancia está dispuesta a entregarse alma y corazón para la reconstrucción de nuestra amada patria.
Ahora que es nuestro verdadero amanecer es cuando apartando las cizañas del jardín, tenemos que unirnos para sacar adelante el proyecto nacional, el proyecto del pueblo salvadoreño, debemos de dejar atrás diferencias insustanciales y poner adelante, no nuestras conveniencias, sino la construcción de una verdadera democracia participativa donde sea el pueblo el rector de su propio destino y no perder de vista que: Sólo el pueblo salva al pueblo.
AMANECE…LA NOCHE HA TERMINADO!
Paul Fortis
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